Los dirigentes y representantes de los Estados miembros de la Celac y la UE reunidos esta semana en Bruselas.

Foto | EFE | LA PATRIA

Los dirigentes y representantes de los Estados miembros de la Celac y la UE reunidos esta semana en Bruselas.

Fue con una rueda de prensa llena de sonrisas, optimismo y esperanzas que se concluyó ayer la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), presidida actualmente por San Vicente y las Granadinas, y la Unión Europea (UE), bajo la presidencia pro tempore de España. Tras una tregua de tales encuentros que duraba desde el 2015, representantes de todos los Estados miembros que conforman ambas organizaciones (33 países del lado americano y 27 del lado europeo) se reunieron durante dos días en Bruselas, capital de Bélgica y también sede de las principales instituciones de la UE, para reforzar los nexos entre ambas regiones.

Una declaración conjunta compuesta de 41 apartados fue emitida (se dedica uno a la paz en Colombia –ver recuadro al final de la nota–), lo que prueba lo fructíferas que fueron las numerosas horas de negociaciones y debates, y símbolo fuerte de la hazaña de ambas partes por haberse acordado sobre tantos puntos diversos, a pesar de la miríada de discrepancias de ideologías e intereses que se puede esperar en un foro compuesto por 60 naciones (solo un país, Nicaragua, rehusó a avalar la declaración "por estar en desacuerdo con uno de los apartados").

El planeta en primer plano

Este mes de julio ha conocido varios días en las que se registraron las temperaturas más altas de la historia a nivel mundial, en comparación con las mismas fechas en años anteriores. En este contexto de llamativos cambios climáticos parece aun más pertinente la alta carga de contenido orientado hacia la protección del medioambiente y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que contiene la declaración conjunta.

Estas aspiraciones verdes están bien reflejadas en el apartado #19, que llama al respeto inequívoco de las considerables convenciones históricas para un mundo ecológico: "Reafirmamos igualmente nuestro firme compromiso común, en pos del objetivo de la CMNUCC, de hacer frente al cambio climático con ambición reforzando la aplicación plena y efectiva del Acuerdo de París, así como nuestro compromiso con el Convenio sobre la Diversidad Biológica y el Marco Mundial para la Diversidad Biológica de Kunming-Montreal y la Convención de las Naciones Unidas de lucha contra la desertificación (CLD), incluidas todas las disposiciones sobre los medios de aplicación y la rápida ratificación y aplicación del Tratado de Alta Mar para los Estados Partes".

Además, siguiendo un enfoque parecido (pero no igual) a el de la propuesta del presidente colombiano, Gustavo Petro, de cancelar la deuda externa de los países de América Latina y del Caribe, a cambio de acciones concretas de estos de proteger su medioambiente (la región, especialmente gracias al Amazonas, es frecuentemente designada como el "pulmón de la Tierra), el documento indica en el apartado #18 que "se reconocerá y estudiará la necesidad de utilizar otros criterios además del PIB, por ejemplo, la vulnerabilidad climática, a fin de determinar los requisitos para que los países puedan acceder a financiación en condiciones favorables, y tratar de proporcionar un estímulo financiero para que ningún país tenga que elegir entre luchar contra la pobreza y proteger el planeta".

Mapa de la Amazoia

Mapa | Tomado de bbc.com | LA PATRIA

La guerra se invitó a la cumbre

La cuestión de Ucrania ocupó mucho el espacio mediático en torno a la cumbre, puesto que resaltaron discrepancias a la hora de llegar a la condena consensual de las actuaciones de Rusia que esperaba la UE. Al final, la declaración sí contiene un apartado (pero solo uno, el #15) consagrado a este conflicto bélico, acerca del cual se expresa una "profunda preocupación" y se llama a "esfuerzos diplomáticos que busquen lograr una paz justa y sostenible en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas".

Se recuerdan asimismo las posiciones nacionales tomadas hacia, notablemente, la resolución n.º ES-11/1 que fue votada en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 2 de marzo del 2022 y que desaprueba palmariamente la invasión a Ucrania por las tropas rusas, calificándola de agresión: todos los Estados de la Celac respaldaron las premisas de dicha resolución, excepto Bolivia, Cuba y Nicaragua (que se abstuvieron de votar) y Venezuela (que estuvo ausente).

No obstante, el hecho de no mencionar ni condenar a Rusia de manera explícita en la declaración, usando en vez formas de hablar que diluyen las reprobaciones al Kremlin o refiriendo a votaciones pasadas (sin mencionar claramente lo que se votó entonces), deja vislumbrar una cierta ambivalencia de varios países latinoamericanos sobre el asunto.

Puede ser comprensible tal posición por parte de Venezuela, Nicaragua o Cuba, que tienen interés en defender un régimen autoritario como el suyo. Sin embargo, lo que más incomoda a los dirigentes europeos son las reservas que han mostrado grandes democracias como Brasil y México (entre otras) a culpar directamente y sin rebozo a Rusia y a sancionar a esta nación por su ataque contra Ucrania. Efectivamente, aunque hayan oficialmente condenado la invasión ante las naciones unidas, no han demostrado realmente este supuesto vituperio de forma concreta, con sus presidentes incluso alegando que ambas partes tienen reclamos legítimos en la contienda armada.

Esta ambigüedad puede explicarse (aunque no justificarse) por una indisposición histórica de Latinoamérica frente a todo tipo de intervencionismo: hay entonces un malestar ante las violaciones de la soberanía ucraniana por Moscú, pero también una molestia con doblegarse a demandas occidentales en la cuestión, especialmente considerando la impunidad de la que Occidente (especialmente Estados Unidos) ha gozado a pesar de sus propios incumplimientos del derecho internacional (con los numerosos golpes de Estados orquestados en el continente por la CIA o bien la invasión a Irak, por ejemplo).

Sin embargo, estas percibidas diferencias de fondo no impidieron que los representantes de ambas organizaciones consideraran que la cumbre fue un éxito y manifestaran sus deseos de celebrar más encuentros semejantes en un futuro cercano.

Apartado #39 de la declaración conjunta

"Reafirmamos nuestro pleno apoyo al proceso de paz en Colombia, así como el compromiso de avanzar en los diálogos con las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional (Eln) y otros actores armados. Recordamos asimismo nuestro apoyo a la plena ejecución del Acuerdo de Paz de 2016, celebrado entre el Gobierno de Colombia y las Farc-EP".

Pulse aquí para leer la declaración conjunta completa.