Jorge Abel Carmona Morales*
Un hombre maduro se va a la cruenta Guerra de Secesión que sumió a los Estados del Sur y a los Estados del Norte en Estados Unidos en un marasmo de familias separadas, mientras sus cuatro hijas se quedan en casa junto a una madre escasa de recursos económicos para alimentarlas. Las cuatro jovencitas tienen intereses distintos en la vida; una de ellas, Amy, la mayor, se compromete con un hombre a quien no ama y el matrimonio se convertiría en una forma fácil de configurar su futuro, pero también en la manera más expedita de arruinar sus sueños de ser una artista consagrada que aspira sin duda al amor con un muchacho que está enamorado de su segunda hermana; Jo, es una joven madurada prematuramente y desencantada de las posibles consecuencias que tendría en su vida si asume un rol natural para las mujeres de la segunda mitad del siglo XIX, en esa época victoriana tan autocontenida moralmente: matrimonio, sumisión de labores domésticas, guardar los protocolos sociales…, por el contrario ella prefiere salirse de los esquemas para dedicarse a su pasión que es la escritura de novelas; la tercera de ellas, Beth, es una joven usual de temperamento domable y poco resistente a las críticas que algunas personas de su medio le lanzan y, la última, la más jovencita, es un pequeño ser enfermizo que concita los cuidados y los cariños de sus padres y hermanas mayores.
Esa es la historia de Mujercitas, novela publicada en el año de 1868 por la escritora de la misma nacionalidad, Louisa May Alcott, cuyas vivencias infantiles en Concord, Massachusetts, se convirtieran en fuente de inspiración para la obra que inmediatamente se erigió en la novela más leída de su década, aunque también algunos capítulos y personajes hagan alusión clara a una obra literaria de 1678 llamada El camino del peregrino que sirvieron para terminar de estructurar esa obra. Aunque la novela, inicialmente se consideró modelada y dirigida a mujeres y por tanto menospreciada, inmediatamente se volvió un éxito de ventas que cruzó el océano para ser leída en el mundo entero.
Actrices con futuro
Ahora, se estrena la octava adaptación cinematográfica de esta novela de época con unos tintes refrescantes tanto por su forma como por su contenido, siempre vigente. Por su forma, las actuaciones de estas cuatro actrices que son marca garantizada de éxito dentro de los jóvenes por sus apariciones frecuentes en el cine y en la televisión del mundo, no solamente ofrecen un buen trabajo interpretativo sino que se hayan en una clara coordinación estética con la modelación actoral actual.
Actrices como Saoirce Ronan han tenido una trayectoria vertiginosa y al mismo tiempo exitosa, desde su bella Brooklyn hasta la tan comentada Lady Bird serán llamadas a convertirse en las intérpretes histriónicas que dominarán la escena fílmica mundial durante varias décadas; así como la joven inglesa de 24 años, Florence Pugh cuya aparición meritoria en Lady Macbeth ya le abrió lugar en el cine de la actualidad; también la hermosa señorita de la saga de Harry Potter, Emma Watson, complementa esta obra al lado de su hermana de historia, Beth, interpretada por la actriz australiana Eliza Scalen.
Características de una época
De estas jóvenes actrices surgen actuaciones pertinentes para esta historia, son funcionales para la reedición estética de esta obra literaria que muestra un mundo diferenciado por clases sociales en donde el dinero sigue mandando aun en medio de una conflagración tan sanguinaria como La Guerra Civil estadounidense. Por el contenido, la película muestra la moral de la época, heredada ineludiblemente de una sociedad inglesa, compelida a desahuciar los talentos intelectuales de las mujeres de la época. Tanto la novela como la película siguen fieles a las intenciones de las autoras de ambas obras, quienes muestran un cuadro de costumbres de una serie de niñas de estrato social bajo que asumen las obligaciones maritales como un superyo inviolable que es imposible traspasar sin no sufrir las consecuencias represivas de la sociedad, especialmente de los hombres para quienes son dispuestas por las superestructuras y por la misma familia, institución que consciente e inconscientemente ofrece las herramientas para que se adapten a unas condiciones necesarias si quieren insertarse en la moralidad de aquella época.
Además, el contenido viene dado por los personajes masculinos que buscan una compañera para compartir sus vidas y los demás personajes de la película son arquetipos necesarios que alumbran los hilos de la religión, por ejemplo, del estado como un gran jefe que tiene como fin defender a la Nación americana. El joven rico, interpretado por el excelente actor francoestadounidense Timothée Chalamet, usa sus maneras sarcásticas para denotar en la conciencia de las niñas, la ordinariez de vestuario y de comportamientos en las jóvenes niñas que hacen parte de una clase social baja. Su conducta recibe un fuerte golpe con los rechazos sistemáticos de Jo, la escritora, quien tiene otras aspiraciones en la vida distintas a las de ser madre, pero la presión social, mejor la presión interna, la que le ordena la conciencia, la impelen a buscar una compañía masculina para compartir su existencia. El amor, tal vez, es una idealización de las propias obsesiones que se encarnan en otra persona. Pero, como muestra la historia, las mujeres de esa época prefieren adaptarse sin chistar para encajar en un entorno desventajoso para ellas.
Mujercitas es una película que sigue enfatizando la carencia de ideas nuevas y que las historias son atemporales cuando pueden escarbar en las entrañas del alma humana.
*Antropólogo. Magister en Filosofía. Universidad de Caldas.
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