Carlos Enrique Ruiz, docente, poeta, ingeniero y fundador de la revista Aleph.

Foto | Luis Trejos | LA PATRIA

Carlos Enrique Ruiz, docente, poeta, ingeniero y fundador de la revista Aleph.

Carlos Enrique Ruiz, dice él, "es un ciudadano colombiano, en especial de Manizales, que ha pasado la vida dedicado al mundo académico, en especial en la Universidad Nacional de Colombia, con indagaciones en el conocimiento, el trabajo docente y el continuo laboreo en lecturas y escrituras".

Nació en 1943 y en 1967 se graduó como Ingeniero Civil de la Universidad Nacional. Más tarde, en 1970, se especializó en Vías Terrestres, en la Universidad del Cauca y 1986 obtuvo el título en Periodismo Científico de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (Santander, España). De esta forma, la lista académica podría continuar, pero los hechos de existir y aprender están unidos a Carlos Enrique de una forma transversal. Asimismo su interés en la literatura, la poesía y la ciencia.

En la actualidad se desempeña como profesor de la Universidad Nacional Universidad Nacional y como director de la revista Aleph, la cual fundó en 1996.

Entre sus distinciones sobresalen: miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua, Doctor h.c. en Humanidades de la Universidad de Caldas, socio vitalicio de la Sociedad Colombiana de Arquitectos y Caldense del año.

También ha ostentado los cargos de director de la Biblioteca Nacional de Colombia, viceministro de Educación Nacional, ministro encargado de Educación Nacional, rector de la Universidad de Caldas.

Y, aunque las listas de formación, profesión y reconocimientos son largas, Carlos Enrique manifiesta que ha hecho las cosas más que sin otra ambición de "servir en términos de solidaridad y entendimiento de situaciones y problemas, con actitud favorable a la comprensión en la diversidad, la coexistencia pacífica, creativa y laboriosa".

El jueves en Bogotá a su repertorio se suma otro: Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional. LA PATRIA conversó con Carlos Enrique sobre su vida y sus logros:

 

La Universidad Nacional le otorgará la distinción Doctor Honoris Causa por sus aportes académicos en escritura, ciencia, difusión del conocimiento y dirección universitaria. En su vida, ¿cómo es la relación con estos tres factores (ciencia, arte y humanidades)?

Son factores que desde muy temprano en la vida han sido motivo de mis preocupaciones académicas e intelectuales. Participo de la idea de la comprensión unitaria, en disciplinas y profesiones, en el sentido de propiciar los nexos e interacciones en los campos de la ciencia, el arte, el humanismo, ajeno a la fragmentación de conocimientos y aplicaciones.

Dispone de un número significativo de reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera, ¿cuál es el que lo hace sentir más orgulloso?

He sido un afortunado de la vida que me ha permitido ejercerla con dedicación, dignidad y pulcritud, y no han faltado las generosidades que me abruman con reconocimiento, en ocasiones públicos. El reconocimiento que más me conmueve es el de mis exalumnos de tantos años, generosos y comprensivos.

En 1995/96 ocupó el cargo de viceministro de Educación Nacional, ¿con qué retos se encontró entonces, y qué retos considera que tiene la educación actualmente?

La situación de la educación en Colombia es dramática. No ha habido políticas públicas sostenidas y de profundidad que permitan formación de calidad para todos, con formación continua de docentes, comprometidos con el oficio y abnegado, para estimular a las nuevas generaciones por el saber y la solidaridad en compromisos institucionales y sociales. Esa realidad la viví en el Ministerio de Educación, con aparatajes burocráticos ancestrales, más circunscritos a los intereses políticos, de bajo espectro. En nuestro momento hubo la dedicación plena en la elaboración y promulgación del Primer Plan Decenal de Educación, con guiones sustantivos elaborados con la participación de los educadores en todo el país que, por desgracia, no tuvo mayor aplicación en los derroteros delineados, ni continuidad en los gobiernos.

¿Qué significa sostener una revista cultural por 57 años en una ciudad y un país en donde la cultura han estado en un segundo plano?

La Revista Aleph ha sido una especie de obsesión en mi vida. Me la inventé en 1966, con características de independencia cultural y promoción de la literatura, las artes, el pensamiento. Y va conmigo, siempre en la compañía de Livia (esposa) y de un selecto grupo de colegas y amigos que coparticipan de esa realización, un tanto quijotesca. Llevamos 206 ediciones en esos 57 años, con producción incluso de ediciones monográficas, como la más reciente que hemos dedicado a exaltar la vida y la obra de un científico y humanista colombiano Darío Valencia-Restrepo, personalidad emblemática para las nuevas generaciones, por la visión integradora, de consiliencia, en las diversas formas de conocimiento, ciencia, técnica, arte, humanismo.

En sus escritos se encuentran referencias a científicos como Hawking, Penrose, Wilson, Einstein, entre otros, con alusiones muy frecuentes a escritores y pensadores clásicos. ¿De qué temas y lecturas se ocupa en la actualidad?

Tengo autores de cabecera como Sócrates, Confucio, Michel de Montaigne, Albert Einstein, Alexander von Humboldt, Bertrand Russell, Rita Levi-Montalcini, David Bohm, Henry D. Thoreau, Fernando Pessoa, Jorge Luis Borges, Fernando Charry-Lara, Graciela Maturo, entre otros. Y en los meses más recientes, Livia y yo nos hemos ocupado con detenimiento de buena parte de la obra de Nélida Piñón. Suelo leer en simultaneidad varios libros. Tengo entre manos los Magníficos rebeldes, de Andrea Wulf; La tentación de existir, de E.M. Cioran; La soberanía del bien, de Iris Murdoch,… Y rondan en sintonía los poetas, con Blanca Varela, Rafael Cadenas, Pedro Lastra, Maruja Vieira, Matilde Espinosa, Eugenio Montejo, Aurelio Arturo, Álvaro Mutis, William Ospina, y tantos otros que me circundan. Pero nunca me desprendo de los Ensayos de Montaigne.

¿Cuál es la gran obra de su vida?

Difícil responder. Lo primero sería la sorpresa de llevar 16s lustros con vida y labores gratas, con familia bella de esposa, hijos y nietos. Y todo lo que se ha ido haciendo es cuestión de añadiduras. Al trasladarle a Livia esta pregunta, ella sin dudar expresa que esa realización es la Revista Aleph. Vaya usted a saber….