Venezuela, el socio

En la base militar de la Brigada Séptima de Venezuela, en el estado de Amazonas, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el del país anfitrión, Nicolás Maduro, sellaron el arranque de una nueva etapa de relaciones entre los dos países. Tras el polémico triunfo de Maduro en las elecciones del pasado mes de abril, y la visita del opositor Henrique Capriles al Palacio de Nariño, en Bogotá, la diplomacia que se manejó desde agosto del 2010 dio paso a las frases desafiantes, que ahora se espera queden en el pasado.

El encuentro de los dos mandatarios se da en un momento en el que arde la frontera entre los dos países, en la zona del Norte de Santander colombiano, a causa de una protesta campesina en la región del Catatumbo. También ocurre cuando los diálogos de paz con las Farc, en La Habana (Cuba), parecen quedarse estancados, y en el momento en que el presidente Santos comienza a perder la calma y a señalar a líderes políticos de oposición como los responsables de lo que está pasando con las expresiones sociales, en diversos puntos de Colombia.

Para consolidar ese relanzamiento de relaciones y retomar la agenda conjunta que se había confeccionado con el fallecido Hugo Chávez, el próximo 2 de agosto quedó definido un encuentro bilateral en Caracas. Se prevé que los temas de narcotráfico y contrabando serán prioridad, lo mismo que los compromisos en asuntos energéticos y en integración comercial. En este último punto, hay que decirlo, todavía existen muchas cuentas pendientes con nuestros empresarios desde hace cerca de cuatro años.

De hecho, en el caso de Caldas, aunque el vecino país se ha venido desatrasando en los pagos a nuestros empresarios exportadores, aún hay deudas de magnitud significativa. Eso es grave, porque Venezuela siempre ha sido un socio preferencial para las mercancías producidas en nuestro departamento, y se llegó a generar una dependencia exagerada que, con la crisis diplomática del 2008, entre Chávez y el expresidente Álvaro Uribe, representó enormes perjuicios para nuestra economía. Un estudio de la Universidad Nacional habla de pérdidas por 4,3 millones de dólares para Caldas.

Los empresarios colombianos necesitan recuperar la confianza frente a las exportaciones de sus productos a Venezuela. Para ello, es urgente que los vecinos se pongan al día y se comprometan a pagar con rapidez las mercancías que se les envía. No podemos desconocer que hemos sido buenos socios y que podríamos seguir siéndolo, pero deben darse garantías de estabilidad y seriedad en los pagos.
Sin embargo, lo más importante es que el gobierno de Maduro se comprometa firmemente con ayudar con los temas de seguridad en la frontera y garantice que no seguirá dando hospitalidad a guerrilleros y demás actores ilícitos del conflicto colombiano.

El acercamiento con Venezuela tiene que ser visto como una decisión estratégica para la seguridad y para la economía de ambas naciones, pese a que sus gobiernos posean diferencias ideológicas notables. Por eso, son vínculos muy sensibles que es mejor manejar con gran prudencia, y donde el respeto y la cooperación sean el corazón del lenguaje. En estos asuntos hay que ser pragmáticos y cuidadosos, sin permitir que discursos incendiarios terminen torpedeando los intereses mutuos.

Este encuentro es también un mensaje directo a la guerrilla de las Farc, en el sentido de que hay, de nuevo, lazos de comunicación comunes con Venezuela que deben llevar a que las negociaciones se desempantanen y comiencen a dar resultados palpables para la opinión pública. Ojalá esta no sea una nueva trampa para ablandar al Gobierno frente a la subversión, sino que nuestras Fuerzas Militares continúen con determinación sus operativos para evitar más acciones terroristas.