Tras la serie de sangrientos atentados en París, el pasado viernes, el presidente francés François Hollande anunció que se propone "destruir" al Estado Islámico (EI), esa organización terrorista que se atribuyó los ataques y que desde que apareció, hace dos años, se ha convertido en una permanente amenaza para Occidente. La primera reacción fue ir a bombardear supuestas posiciones de esa organización en la región de Al Raqa, en Siria, pero esa parece ser más una respuesta de reflejo desesperada que una real estrategia para frenar el mortífero avance de los yihadistas.
No ha pasado día, desde los atentados en París, en que no se haya tenido que evacuar una edificación o un escenario deportivo, o no se hayan cancelado algunos vuelos, u otras situaciones de posibles amenazas de ataques terroristas liderados por el EI. Esa incertidumbre, esa zozobra permanente es aún más complicada de manejar cuando hay miles de personas en el mundo que simpatizan con esas acciones que han desnudado las vulnerabilidades de Europa y Estados Unidos,
principalmente.
Ahora bien, también hay que entender que no todos los seguidores del Islam comparten esta guerra santa que emprendieron los miembros de esa organización de terror, lo que hace aún más complejo diseñar una estrategia de neutralización de las actuaciones desmedidas de estos fanáticos, quienes en muchos casos ofrecen sus vidas a Alá, con tal de llenar de pánico a quienes ellos consideran infieles, por no compartir sus dogmas.
Estas realidades complejas son las que llevan a pensar que la lucha contra el terrorismo del EI no pueden ser los bombardeos, en los que no solo caen posibles miembros de esa fuerza oscura, sino también inocentes, cuyos familiares y amigos terminan solidarizándose con los terroristas, al verse también agredidos de manera indiscriminada. Por eso es que, en este caso específico, las potencias occidentales deben establecer una mezcla de acciones que apunten realmente en contra de los líderes y miembros de esa organización.
Así que, sin discriminar a los musulmanes, sin meterlos en la misma bolsa, la lucha contra el terrorismo del EI tiene que ser una verdadera operación de inteligencia, en la que se eviten al máximo los efectos colaterales. Seguir con los bombardeos es facilitarle el trabajo a esa organización, para convertir a muchas personas neutrales en esa región del mundo en nuevos enemigos al servicio de la barbarie. Lo que es claro, con todo lo que ha pasado, es que los líderes de ese grupo son hábiles para dinamizar sus estrategias de ataque, de tal manera que el factor sorpresa siempre está presente. Ante esa habilidad no queda más que ser más audaces que ellos.
De hecho, la relación de Occidente con el Oriente Medio debe cambiar. Los pueblos de esa zona del planeta tienen que empezar a ver a los países europeos y americanos como amigos, no como los que se lucran de sus recursos y no les permite desarrollarse. La Primavera Árabe que tuvo su origen hace un lustro en el norte de África no ha encontrado la respuesta esperada, para la que se necesitan efectos políticos y económicos, y ese descontento ayuda a que fenómenos como los causados por los yihadistas se alimenten y encuentren soporte.
Otro aspecto en el que es necesario avanzar es rastrear y atacar las fuentes de financiación del Estado Islámico, en lo que podrían estar involucrados poderes que todavía no han sido identificados, pero a los que les interesa mantener esta perturbación y este pánico. Para eso es clave el intercambio de información y las operaciones conjuntas que apunten a debilitar esa estructura creciente. Si no se desarrolla ese trabajo, los riesgos de que hoy o mañana haya nuevos atentados con cientos de víctimas es mayor, y la posibilidad de ejercer control en el futuro puede hacerse más difícil.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015