La situación de la EPS Caprecom se volvió insostenible. Miles de pacientes en todo el país (tiene 3 millones de afiliados) se mantienen a la espera de citas médicas, en gran parte por dolencias delicadas y complejas, y todavía no encuentran la posibilidad de una atención. Son tantas sus deudas con las clínicas y hospitales en todo Colombia, que no hay quién le abra las puertas y los usuarios son los grandes perjudicados.
Solo le prestan atención a lo que se conoce como urgencia vital, y eso porque ya no hay más remedio. Lo más triste es que la población a la que atiende esa EPS estatal es la que más requiere los servicios y no tienen más opciones de atención al pertenecer al Régimen Subsidiado de salud. Desde hace ya mucho tiempo se vienen prometiendo soluciones y aún no se ve la luz al final del túnel.
Ahora el Ministerio de Salud anuncia que Caprecom empezó su proceso gradual de liquidación, las posibilidades de salvamento de la institución se agotaron y es urgente que se adopten medidas para que no desamparen a sus afiliados. Incluso algunas sedes en el país comenzarán a ser cerradas desde ya, y en Caldas es necesario que se piense en otras alternativas que, desde luego, garanticen que mejorará el servicio para los 104 mil usuarios que tiene en la región. Además, esa liquidación hay que hacerla de manera muy ordenada, para que los pacientes no sufran.
También debe pensarse en alternativas para el pago de sus cuantiosas deudas, que alcanzan los $26 mil millones solo a los hospitales públicos en el departamento. No podemos permitirnos que centros hospitalarios de municipios, especialmente, que dependen de esos recursos para poder funcionar, se vean en problemas para atender a la población más pobre.
Ya hace unas semanas se había denunciado la difícil situación de los presos de la cárcel La Blanca de Manizales, que debido a las falencias de Caprecom no estaban recibiendo la atención médica requerida. La deuda general de Caprecom en todo el país es de $2,4 billones, lo que demuestra que no será fácil cubrirla pronto, e incluso que todo el sistema está en riesgo. El Gobierno Nacional no puede darse el lujo de un colapso general que nos deje sin salidas.
Frente a la necesidad de que los usuarios sean trasladados a otras EPS, es fundamental que se piense en acabar con esa cadena sin fin en la que los tienen desde la década pasada, ya que antes eran atendidos por EPS como Salud Vida, Salud Cóndor y Solsalud, entidades que al cerrar los entregaron en parte a Saludcoop, la cual después fue intervenida por el Gobierno y que también transfirió sus usuarios del Subsidiado a Caprecom, cuyas finanzas ya no le dan para continuar su labor. Inclusive, ahora se dice que la Nueva EPS sería la que heredaría a los pacientes, pero sus directivos ya se adelantaron a responder que no tienen cómo hacerlo.
Esta es una nueva evidencia de que el problema es de más fondo, que hay allí un complique estructural que requiere un tratamiento más fuerte y decidido. El Gobierno Nacional decidió reformar el sistema de salud por partes, es decir, sin hablar de una gran reforma, entonces lo que debe hacer es acelerar el paso para que los cuantiosos recursos que se invierten cada año en salud se traduzcan en atención de calidad tanto para los usuarios del Régimen Contributivo, como para los del Subsidiado.
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