A pedalear por nuestro ciclismo

El ciclismo colombiano vive un momento clave. Las demostraciones, primero de Rigoberto Urán, Carlos Betancurt y Sergio Luis Henao en el Giro de Italia, y ahora la de Nairo Quintana en el Tour de Francia, donde avanzó más allá de todas las expectativas, evidencian no solo la calidad de nuestros ciclistas, sino también, el nacimiento de nueva figuras.

Lo que se ha vivido este año es similar, y aún más grande, que las gestas conseguidas y celebradas en la década del 80 cuando Luis Herrera, Fabio Parra, Martín Ramírez, Alfonso Flórez, entre otros, brillaron en las carreteras europeas con la llamada “Conquista de Europa”, auspiciada por Café de Colombia, Pilas Varta y Postobón.

Hoy vivimos una época similar en cuanto a figuración, pero diferente en procesos. Ahora nuestros ciclistas se van muy jóvenes y se forman allí, por eso ya no sufren en los descensos, las etapas contrarreloj y hasta los llamados vientos de costado. Los nuestros corren de igual a igual con los mejores del mundo. Por eso las figuraciones.

Y a decir de los especialistas, no estamos lejos de que uno de nuestros escabarajos gane una de las tres carreras grandes de Europa y del Mundo: Tour de Francia, Giro de Italia o Vuelta a España. El segundo lugar de Quintana en el Tour 100, además de su conquista de la camiseta de Rey de la Montaña, y su figuración como el mejor novato, a los 23 años, son por sí elocuentes.

Sin embargo, ese momento debe ser mirado con prudencia por la Federación Colombiana de Ciclismo. Para que todos los procesos que se hagan garanticen la vigencia en el tiempo y no solo permita la ida de los talentos a los grandes equipos del mundo, sino también, permita la presencia de un equipo colombiano en el Tour de Francia.

Ya hay un punto de partida con el Team Colombia que corrió el Giro de Italia. Pero que no se escatime esfuerzo para que este deporte vuelva al sitial del que no debió caer nunca por las malas administraciones que casi que lo llevaron a un segundo plano.

No cabe duda que es el momento de mejorar los procesos nacionales. Que haya apoyo y calendario para los jóvenes y que exista un protocolo para que los equipos no sean ruedas sueltas en el medio, que lastimosamente es lo que ha reinado en los tiempos recientes. Y, de paso, que las ligas no solo sirvan para participar en las asambleas y elegir dirigentes.

Caldas no puede pasar de agache. Por fortuna hay un equipo naciente como Coltejer Alcaldía de Manizales, pero la Liga no puede ser tan frágil al extremo de no poder hacer un campeonato departamental. Aquí hay mucho talento esperando apoyo y con la posibilidad de ir a luchar hombro a hombro con los más grandes.

Tampoco se puede pasar por alto el tema del dopaje. Si en Europa hay un estricto control, el cual seguramente no es suficiente, la Federación debe ser la primera en liderar una lucha antidopaje.
Esta práctica no se no se puede volver un hábito o una costumbre por falta de control y un joven ciclista no puede pensar que más que la preparación, lo que debe es comprar la “ayuda extra”.
No en vano, el país encabeza el ránking de la UCI (Unión Ciclista Internacional) por la figuración de nuestros corredores que hoy corren en los grandes equipos europeos. Es hora, pues, de que se aproveche el momento y el ciclismo colombiano recupere la estructura, los procesos y los patrocinadores ideales para que vuelva a ser el deporte nacional.

La dirigencia tiene que aprender de los deportistas como Quintana o Urán, quienes vienen rescatando la herencia de las glorias de hace 30 años, y demostrando que pueden ser más grandes aún. No hay lugar para la improvisación, lo que se tiene es un camino expedito hacia logros más importantes que los alcanzados hasta ahora.