Los riesgos para el acueducto

Durante la entrega de las obras realizadas en la planta de tratamiento Luis Prieto, esta semana, el alcalde de Manizales, Jorge Eduardo Rojas, reconoció que el acueducto de la ciudad aún es vulnerable, por lo que será necesario seguir desarrollando trabajos de mitigación en varios lugares para evitar que en caso de un agudo invierno volvamos a estar expuestos a los racionamientos del año pasado.
Hoy tenemos claro que los deslizamientos en la parte alta de la Cordillera Central pueden ocasionar crecientes de los ríos y quebradas que pueden generar graves daños en las plantas de tratamiento y en las conducciones de agua potable. Esa ha sido una situación recurrente desde hace varios años en la ciudad, con claras consecuencias desfavorables para las plantas de Niza y Luis Prieto.
Expertos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) han pronosticado la llegada de una temporada invernal que podría ser más intensa que la del año pasado, razón suficiente para tomar todas las precauciones, pues sería el colmo que no hayamos aprendido de la amarga experiencia y que se imponga la negligencia, cuando lo que debe imperar es un trabajo eficiente y esmerado por blindar totalmente nuestro acueducto.
Las distintas entidades relacionadas con la mitigación del riesgo y el control a las vulnerabilidades de la ciudad por causa del invierno deben trazar planes coordinados y ambiciosos que nos lleven de manera segura, no solo a evitar que haya nuevas muertes por deslizamientos, inundaciones o avalanchas, sino para que las conducciones de agua no sufran con las lluvias, y que en caso de fallar alguna siempre haya un plan alternativo para cumplir con el suministro.
De la misma manera, ahora que se han tenido reportes de una posible reactivación de la actividad en el volcán Nevado del Ruiz, es necesario afinar las tareas de monitoreo de las cuencas de los ríos y quebradas que nacen en la parte alta de la cordillera para evitar sorpresas. Deben mantenerse las acciones coordinadas de las autoridades ambientales, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, los organismos de socorro y demás entes relacionados con la mitigación del riesgo para pulir los planes y hacerlos más efectivos.
Es necesario que se revisen los equipos instalados en la parte alta de la montaña, lo mismo que los ubicados a lo largo de las fuentes de agua, especialmente en el río Chinchiná, para que el sistema de alertas funcione adecuadamente. De igual forma, es fundamental que se desarrolle un intenso trabajo de prevención con las comunidades, para que estén atentas y preparadas para reaccionar ante cualquier eventualidad y que estén en condiciones de informar sobre cambios en forma rápida y oportuna.
Por ahora, lo que se ha sabido con respecto al comportamiento del Nevado del Ruiz es que se trata de un aspecto normal, tratándose de un volcán activo que cíclicamente tiene manifestaciones como tremores en el cono volcánico, emisión de cenizas y gases o variaciones en sus presiones internas. Lo importante es que se esté haciendo un permanente monitoreo de sus cambios y que haya los mecanismos para poder advertir con anticipación los posibles peligros.

Tanto con la amenaza del invierno como la relacionada por la actividad del volcán Nevado del Ruiz nuestro acueducto tiene vulnerabilidades. Eso es algo que no podemos ignorar, por lo que se necesita agilizar acciones buscando también el apoyo del Gobierno Nacional. Es un hecho que ya se cuenta con recursos para impulsar obras prioritarias, pero el blindaje total del acueducto necesita de inversiones mayúsculas que aún no están aseguradas, y no podemos quedarnos esperando a ver si aparece el dinero.