El Plan Departamental de Aguas después de años parece no despegar. Podrán decir los encargados de su impulso que ha habido muy buena planeación para el futuro, pero es indudable que las metas no se han cumplido, que los resultados no se han visto y que de alguna manera se ha defraudado a los ciudadanos que confiaban en su puesta en marcha que beneficiaría la salubridad de los caldenses. Este programa de orden nacional, había escogido en Caldas a Aguas de Manizales como su administrador.
Desde hace rato habíamos cuestionado desde este espacio la multiplicidad de funciones para ejecutar el Plan, que es absolutamente necesario, pues en donde las redes de acueducto y alcantarillado no están viejas es porque no existen. Los municipios que hace unos años se habían empeñado en mejorar la calidad de sus redes también pueden aprovechar esta oportunidad para entonces aumentar la cobertura o llegar a zonas rurales o para modernizar sus plantas de potabilización y tratamiento. Es un programa que busca beneficiar a todos los municipios.
Parece sensata la decisión del gobierno departamental de Caldas de centralizar el manejo del programa y de los recursos con el fin de bajar los costos de intermediación que estaban en cabeza de Aguas de Manizales, empresa a la que no le fue tan bien en estos asuntos por cuenta de la misma burocracia sembrada alrededor del programa y por la desconfianza que generó, sobre todo en Cesar y Magdalena. Los políticos de esas regiones siempre la vieron como una amenaza, lo que también afectó su desempeño en la parte que le correspondía. Les tocará ahora a los organismos de control verificar la actuación de la empresa manizaleña.
Lo primero que se debe hacer es poner en orden todas las cifras del Plan para que cada alcalde, cada ciudadano de nuestros municipios sepa en qué va en esa localidad, cuánta es la inversión que se piensa hacer, cuáles son las obras que podrá ver para que también se entere y puedan existir veedurías que garanticen que se haga efectivamente lo que se necesita y, por supuesto, lo contratado. Cómo lograr que en cada localidad se cumpla a cabalidad con este sueño que mejora indudablemente la calidad de vida de los ciudadanos en donde estén.
Los exalcaldes que vieron cómo pasó el tiempo y no pudieron concretar las obras llaman la atención de la necesidad de poner en cintura el Plan para que realmente rinda los frutos correspondientes porque igual, todos, hasta el de La Merced, a quien nunca sus concejales le aprobaron el ingreso a este grupo, dan testimonio de lo perentorio que resulta cubrir el saneamiento básico y no solo en las cabeceras sino también en las áreas rurales en donde aún se sigue consumiendo agua de pésima calidad.
Esperemos pues que el Gobierno nacional también agilice los recursos para la ejecución de obras que permitan llevar a buen puerto este importante proyecto. Que no sea otra frustración como el Plan 2.500 del Gobierno Nacional para vías que se quedó en una colcha inacabada de retazos. En esta oportunidad es necesario que se corrijan todos los yerros, que se escuche a los municipios y que se oriente el programa de tal manera que permita ver resultados no solo pronto, sino que además se responda a las necesidades de los caldenses.
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