La educación y las cenicientas

El Ministerio de Hacienda explicará hoy su proyecto de presupuesto de la Nación para el 2015 en la Comisión Cuarta de la Cámara de Representantes. La iniciativa, que fue radicada el pasado 29 de julio, pasará luego a la comisión del Senado que se encarga de los asuntos presupuestales, para que al final de esta semana se establezca si puede seguir, con cambios o sin ellos, su trámite hacia las plenarias. Si hay modificaciones, el Gobierno tendrá que volver a presentar la propuesta con ajustes antes del 30 de agosto. Lo cierto del caso es que para el 20 de octubre, después de surtir todos los debates en el Congreso de la República, el país debe contar con un presupuesto aprobado para el año entrante.

En la propuesta gubernamental se observa que el ítem de Educación ($28,93 billones) es el que recibe la mayor tajada de los recursos, por encima del de Defensa ($28,28 billones), algo que ocurre por primera vez en la historia. Es satisfactorio que así sea, porque eso es precisamente lo que necesita Colombia, que los programas de formación en todos los niveles reciban la atención que merecen, y que se conviertan en herramientas estratégicas del crecimiento económico y de la lucha contra la desigualdad social. El fortalecimiento de la educación pública, para hacerla igual o de mayor calidad que la privada, tiene que ser el objetivo.
También resulta importante que los temas de seguridad y defensa cuenten con el presupuesto que exige mantener y fortalecer la tranquilidad de los colombianos, en campos y ciudades. Se trata de una cantidad apreciable que, bien utilizada, tiene que servir para hacerle frente a las expresiones del terrorismo y para combatir las formas del crimen organizado que encarnan las Bacrim, el narcotráfico y la delincuencia común. Hasta tanto no haya acuerdos para ponerle fin al conflicto armado, las Fuerzas Militares deben desarrollar su tarea con toda energía para contrarrestar las acciones guerrilleras, y para eso cuentan con dinero suficiente.
Lo que sí duele ver es que los temas de la Cultura y de la Ciencia y la Tecnología sigan siendo las cenicientas en el Presupuesto Nacional. Para la primera solo se destinará el año entrante $367 mil millones (0,20% del total), una cifra incluso menor que la del 2014, cuando se están invirtiendo en Cultura $397 mil millones. En el caso de Ciencia y Tecnología se mantiene casi que el mismo nivel, con $379 mil millones (0,20% del total), lo que no coincide con el supuesto impulso a la Locomotora de la Innovación que se anunció desde hace cuatro años y en la que se han tenido avances limitados.
 

En los casos del Deporte y Recreación, y de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el panorama es similar. En el primero se pasa de $357 mil millones a $349 mil millones, justamente cuando se requiere consolidar un proceso que va bien y que empieza a dar buenos resultados en competencias internacionales, pero que aún presenta muchos vacíos en los alcances sociales. En el segundo ítem la caída es de $624 mil millones a $548 mil millones, lo que es lamentable porque los temas del Cambio Climático, la minería ilegal y fenómenos como el del Niño vienen demostrando que cada vez hay que ser más fuertes en el cuidado del ambiente.
También llama la atención que el presupuesto presentado esté desfinanciado en cerca de $10 billones, lo que hará necesario que se extienda el impuesto del 4 por mil, con el que ingresarían cerca de $6,36 billones, además de otros $4,26 billones que llegarían a las arcas estatales por vía del Impuesto al Patrimonio, que seguramente también será extendido.

Finalmente, debe aprovecharse que Caldas tiene en la Comisión Cuarta de la Cámara a los representantes Mario Castaño (Liberal) y Luz Adriana Moreno (La U), para que se defiendan los rubros de los proyectos para este departamento, sobre todo el relacionado con el Aeropuerto del Café, con el que se comprometió el Gobierno Nacional. En eso sus gestiones no pueden quedarse atrás.