El G-20 se detuvo en Europa

l G-20 se reunió en México y como era previsible parece que se hubiera detenido en Europa, pues fueron sus líderes asistentes a este encuentro y el presidente de los Estados Unidos quienes centraron la discusión en las soluciones que pretenden volver al viejo continente por la senda de la prosperidad, algo en lo que Obama ha insistido, al punto que ha sido criticado por intervencionista, cosa que él trata de dejar muy claro que es lo último que pretende ser.

La canciller alemana Ángela Merkel ha demostrado una vez más que está dispuesta a conversar con las demás naciones y a encontrar una solución conjunta, pero siempre y cuando haya compromisos ciertos y serios de avanzar en la solución y eso implica esfuerzos de cada uno de los integrantes de la Eurozona, algo que varios han intentado no hacer. No obstante, se celebra la idea de España de rescatar la banca, pero no de manera directa con recursos del Banco Central Europeo, sino a través del gobierno español, tal como corrigió su propuesta el mandatario ibérico Mariano Rajoy.

Entre los acuerdos que quedaron establecidos está el diseño de un camino para la unión fiscal como complemento a la unión monetaria, el apoyo específico a los países más amenazados, como España e Italia, y la adopción de un proyecto de inversión para revitalizar la actividad económica y crear empleo. Esto surgió de la reunión de los mandatarios de Alemania, Italia, Francia, España, Inglaterra y los Estados Unidos, quienes aprovecharon para avanzar en esta materia, en medio de la reunión de las 20 economías más grandes del mundo. Si algo permitió este encuentro, más que actas de buenas intenciones, fue la posibilidad del diálogo directo entre los mandatarios, teniendo en cuenta que es clave a la hora de confiar, cuando ha habido cambios de gobierno en varios países y se avecinan elecciones en otros, para ganar confianza en el plan que se está trazando.

De ahí que tal vez el resultado más concreto, aunque aún no del todo, de la Cumbre haya sido el respaldo de estas economías a una mayor unión bancaria europea, paso clave para la seguridad de la nueva arquitectura financiera, como han decidido llamar los planes que se están trazando y que sin conocerse de fondo se ha advertido que serán lo suficientemente rigurosos para asegurar la salida a la crisis y evitar que esta se repita. Esto implicará mayor vigilancia y control a las entidades financieras y bancarias, algo parecido a lo que existe en Colombia, cosa que ha sido exaltada por personalidades como el primer ministro italiano Mario Monti.

Resulta importante que Colombia sea invitada a estos escenarios para ver cómo puede concretar la inversión de estos poderosos del mundo, pero también para contar cómo ha logrado a través de los años y de los diferentes cambios de gobierno sostener una política monetaria y económica consistente que, sin ser un seguro cierto de protección a las crisis en un ciento por ciento, sí le permite tener claridad para reaccionar frente a muchos factores y les da la confianza a los inversionistas que llegan de que las reglas de juego permanecen y se hace la tarea para cumplir con los compromisos establecidos.

En esto un papel clave lo ha jugado el Banco de la República, que ha dado consistencia al manejo fiscal, con ministros de Hacienda en su mayoría juiciosos y respetuosos de esa independencia. Una buena lección para dar, pero no para confiarnos, pues la globalización ya nos ha demostrado en muchas oportunidades que el coletazo puede llegar por donde menos se espera y por eso ya estamos revisando nuestra meta de crecimiento. De ahí que entre más rápido Europa encuentre la salida, nosotros podremos estar más tranquilos. En Bruselas, el próximo 28 de este mes será el nuevo capítulo del encuentro para conocer las medidas.