El desempeño en el Gobierno de Javier Milei, presidente electo de Argentina, definirá el futuro del libertarismo en Latinoamérica.

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El desempeño en el Gobierno de Javier Milei, presidente electo de Argentina, definirá el futuro del libertarismo en Latinoamérica.

LA PATRIA | MANIZALES

"El Estado es el enemigo, es una organización criminal", dijo en febrero del 2022, frente a las cámaras del tradicional medio argentino La Nación, el ahora electo jefe de Estado de Argentina, Javier Milei.

Esa referencia al poder estatal del líder de la coalición La Libertad Avanza define parte de la esencia de su ideología política y económica, el libertarismo (también conocido como libertarianismo), que él sintetiza como "el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad".

Vieja discusión, como nueva

La irrupción de Milei y el libertarismo en las discusiones políticas de Latinoamérica no obedece a una reciente creación de la doctrina, se trata de una filosofía política con antecedentes de vieja data, que suscita tantos adeptos como detractores.

"En nuestra región es algo novedoso, se acerca a un término de ideología política y económica de derecha liberal, no conservadora y menos autoritaria. Genera en América Latina una discusión filosófica desde la ciencia política y la economía sobre el papel del Estado en esta última, con debates que vienen desde el liberalismo económico y político clásico de los siglos XVII, XVIII y XIX, en el marco del absolutismo de los monarcas en Europa", explica sobre el libertarismo Alejandro Barrera, analista económico y profesor de la Universidad de Manizales.

Principios

Para entender más sobre este postulado, LA PATRIA les consultó a expertos cuáles son los principios del libertarismo, que vive una nueva juventud gracias a la victoria de Milei en Argentina.

Mauricio Jaramillo, doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad del Rosario, indica que esta ideología ve al Estado como una amenaza a la libertad de los ciudadanos y, según los postulados de la escuela, entre más reducido sea este, hay mayor libertad.

"El libertarismo dice que hay que dejar en libertad a las fuerzas del mercado, con la menor intervención posible del Estado. Para esta corriente, los impuestos son un robo o expropiación de lo que se ha ganado con el sudor del trabajo”, aclara. La definición de ser libre, bajo este esquema, se da en clave individual, puesto que “considera la idea del colectivo como un riesgo”, agrega Jaramillo.

Fines

El respeto y la protección de las libertades individuales ―dice Barrera―, son las bases de esta filosofía política que tiene como causas emblemáticas la defensa de la propiedad privada, la economía de mercado y la limitación del Estado para intervenir en asuntos económicos y sociales.

Lo colectivo, para Barrera, sí tiene lugar en el libertarismo una vez se garantiza la autonomía individual, que deriva en “mecanismos de cooperación y respeto en las relaciones humanas".

La crítica radical al autoritarismo en beneficio de la democracia y la promoción de la reducción del Estado desde la óptica de la corrupción, la ineficiencia administrativa y la burocracia son dos de las fortalezas que el analista ve en el discurso libertario.

El énfasis en la libertad y la presión para que el poder haga un buen trabajo son un par de valores que, por su parte, identifica Jaramillo en este sistema de ideas, que ahora toma fuerza debido a que, según él, el Estado ha mostrado ser muy ineficiente en el último tiempo en América Latina.

Postura crítica

De esa postura crítica frente a la inoperancia estatal en algunos casos surge uno de los principales reproches que se le hacen a esta doctrina: su posición extrema frente al Estado, que se acerca al anarcocapitalismo.

Una anarquía capitalista, narra Barrera, podría castigar los malos resultados que pueda tener el sector público con su máxima eliminación, lo que implica “el riesgo de destruir instituciones que, bajo una buena gerencia pública, pueden aportar al progreso social, sobre todo en casos especiales de fallos del mercado”.

Esta premisa, argumenta Jaramillo, tiene como principal desventaja el desmonte del Estado, el cual corrige imperfecciones del mercado en salud, educación y vivienda. "Cuando el mercado no tiene corazón, si no se paga, no hay vivienda, salud y educación”, parafrasea al expresidente uruguayo José Mujica.

Contrapeso

Javier Milei, como el hombre que reavivó estos planteamientos en Latinoamérica, es el principal exponente en la región de las tesis de Murray Rothbard, Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek, ideólogos del libertarismo.

A partir del 10 de diciembre, el presidente electo de los argentinos se enfrentará con la realidad en su llegada al Ejecutivo, ya que propone reformas estructurales para reducir el poder estatal, cambios profundos que necesitan de ese mismo poder para cumplirse.

“Esa es la garantía de la democracia. Nadie puede hacer reformas sin contrapesos. Esto es consecuencia de la demagogia. Por ejemplo, para dolarizar y acabar con el banco central y los ministerios, se necesitan acuerdos no solo con el Congreso, también con la gente y el establecimiento”, concluye Jaramillo.

Llegada al poder

Una eventual dolarización de la economía argentina implica renunciar a la soberanía monetaria y estar vinculada a los vaivenes de la Reserva Federal de Estados Unidos, comenta Gabriel Méndez, profesor de Economía Política de la Universidad Autónoma de Manizales y doctor en Estudios Políticos.

"Los países que dolarizan normalmente están en crisis inflacionarias y buscan estabilizar los precios con esta medida. Hay un tremendo hándicap, que es la pérdida de la política monetaria, y la mitad de la política económica de un país", considera Méndez.

La cantidad de socios comerciales y la gran deuda externa de Argentina, de acuerdo con el catedrático, complican geopolíticamente transitar hacia la dolarización. "Para poder dar este salto al vacío, Milei necesita apoyos políticos, pero no tiene mucho talante negociador. Es más bien confrontacional", añade.

Peronismo, culpable

Además de los retos que enfrentará Milei para desarrollar su agenda en el poder, el académico recuerda las circunstancias que hicieron viable su elección: "Los argentinos votaron por él porque el banco central y la cartera económica llevan muchos años sin sacar a Argentina de su situación. Son dos patas que no caminan, votaron por cortarlas".

Según Méndez, esto es el resultado de la hegemonía peronista en el poder, que, mediante un peso clientelar, "creó unos grupos de interés fuertes empeñados en vivir de las rentas públicas que han impedido hacer un ajuste fiscal juicioso".

Todo o nada

La gestión de Milei como presidente entre el 2023 y el 2027 moldeará el mapa ideológico de Latinoamérica: según el desempeño de su mandato, será el catalizador para la llegada al poder del libertarismo en otros países o privará a esta filosofía política de afincarse en la zona.