Julián García
LA PATRIA | Palestina
A punta de mechas, moñonas y embocinadas se juega en Palestina el torneo de tejo, categoría libre. La final se tenía pactada para este fin de semana, pero se postergó para el domingo de Resurrección, el próximo mes.
María Otálvaro, la Negra, es la única mujer que compite con 15 hombres. “Es una actividad sana. Me entretengo y de paso gano unas polas”.
Su afición por el turmequé inició hace 20 años con el funcionamiento de una cancha al frente de su casa, en el barrio Pablo Valdés. “Me retiré por un tiempo debido a un dolor en la columna, pero de vez en cuando me doy una escapadita y practico. No me gusta emborracharme”, dice la señora, que ha participado en campeonatos de integración veredal y ganó trofeos, dinero y hasta una cobija.
Su único hijo, Jorge Wílmar Castaño, decidió seguirle los pasos y compite en torneos municipales. Antes de hacer un lanzamiento calcula la distancia y luego tira, sin dejar el pedazo de costal para limpiar el tejo. “Hay que afinar y tener buena puntería”, dice el hombre, que tiene un disco metálico de dos libras que le costó $30 mil.
En Palestina solo hay dos canchas de tejo, una en la vereda El Higuerón y la otra en el caserío de Cartagena. El líder deportivo Sergio Velásquez pretende rescatar los juegos tradicionales y realizar integraciones comunitarias. “El mes pasado se hizo el campeonato de parqués al aire libre y tuvo buena acogida”.
Las papeletas de pólvora explotaron a medida que transcurrió la jornada. María quiere dar la sorpresa en medio de los hombres.
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