Alirio Parra Bravo, de 64, apodado Palillo, este domingo en el estadio Palogrande. 

Foto | Cortesía | LA PATRIA Alirio Parra Bravo, de 64, apodado Palillo, este domingo en el estadio Palogrande. 

El día esperando desde hace 44 años llegó este domingo para Alirio Parra Bravo, de 64, apodado Palillo. Cumplió su sueño de acudir a un partido de su amado Once Caldas y como valor adicional disfrutar de la igualdad del récord del goleador Dayro Moreno, de 224 goles, a quien admira.

Este campesino vive en la vereda Alto de Pozo del corregimiento de San Bartolomé, a tres horas de Manizales. 

Allí vibran y gozan con el fútbol, tienen cancha propia y disfrutan de los torneos locales. 

"Admiro al Once, lo sigo por radio, pero ahora toca pagar para verlo por Win. Vale la pena. Vibré con la final de la Copa Libertadores en el 2004, con los goles de Galván y Valentierra, pero solo por radio. Mi sueño era venir a la ciudad, al Palogrande y verlo jugar. Y se me cumplió".

Gustavo Galvis, excorregidor de San Bartolomé, supo de ese anhelo y se puso la meta de traerlo. Compró boletas de Occidental y lo transportó en moto en la mañana por carretera destapada y luego por la vía que administra Pacífico Tres.

Casi no llegan, el vehículo se varó, pero lograron arreglarlo, arribar a Manizales, comerse un arroz con carnes de carrera y arrancar para el Coloso de la 62 a la 1:00 p.m. No faltó la foto al ingreso al escenario, pararse en la larga fila y buscar que aún tuviese su silla.

En su rostro reflejó la alegría. Dijo que sería el mejor postre para este inolvidable día ver el récord de Dayro. "Esto es muy bueno y muy bonito. Que haga aunque sea uno e iguale", dijo mientras esperaba entrar, ansioso. El goleador marcó el primero, Palillo apenas se acomodada en la tribuna. 

Le tocó cantarlo con todo el sentimiento y estuvo tan de buenas que Dayro celebró al frente de donde estaba situado. Adicional, vio más de cerca al otro goleador histórico que lleva el corazón, Sergio Galván.

Moñona para Palillo, que salió feliz del Palogrande con su propio récord: ver al Once, a Dayro, a Galván y disfrutar un triunfo. Ahora, a volver a los cafetales sanbartolomeños.

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