Así como se discute como echar adelante al país en materia de infraestructura vial adelantando debates, se debe encauzar ideas como fortificar la nación a través de la historia. En 1995 Otto Morales Benítez en su libro "Teoría y aplicación de las historias locales y regionales" trató de hacer un aporte en este sentido.
Viendo la gran acogida que tiene el texto, pero los flojos resultados obtenidos en casi 20 años de haber surgido esta propuesta, este trabajo todo el mundo lo menciona, pero no surgen obras que abrasen los postulados, me interesé en el tema y creí oportuno revisar este libro.
Otto Morales aceptó el complejo reto de elaborar una metodología sustentada en una teoría que orientara la elaboración de la historia en las regiones. Al parecer los planteamientos de la "historia regional" se perfilaban como un aporte sustancial al pensamiento histórico colombiano. Colombia, que sufre un centralismo enorme, podría ver en la ponderación y rescate de lo regional la recuperación de un equilibrio que instituyese una interacción más idónea entre las partes. Morales Benítez lo pone de esta manera: "…Lo que proponemos es que las identidades regionales, nos lleven a vigorizar la identidad nacional…"
Más al final del análisis quedó evidente que el reto superó en mucho al postulante. Un gran número de errores conceptuales se hacen presentes a lo largo del vademécum. Incongruencias y contradicciones se alternan y se apoderó de mí la sensación que la meta de este esfuerzo era otra.
Toda disciplina le exige a su cultivador un talento específico, al historiador lo asiste una plomada y un hilo que automáticamente lo disponen a acertar en su investigación y explicación. En Morales no veo traslucir esa vocación, me baso en el subcapítulo "La Historiografía" donde Morales hace una juiciosa síntesis, como el mismo lo denomina, del libro "La Historiografía" de Charles Olivier Carbonell. No hay derecho que un autor de la fama que este hombre pretende lucir haga una síntesis como un colegial cualquiera de un tema y lo coloque además como parte de un libro.
¿Comodidad o incapacidad de asimilar el tema? Se debería esperar un análisis, no la síntesis, profundo donde el autor demuestra la interiorización de ese saber porque cada escuela histórica representa una mentalidad producto de una época, captar su evolución es dar a entender que se posee sensibilidad histórica. Creo que para recomendar una nueva metodología se debe ser muy versado en todo lo anterior. Morales simplemente se saltó a los teóricos que actuaron antes que él creando una discontinuidad entre la “historia de la historia” y su frágil propuesta. Más este vicio es recurrente: en muchos subcapítulos del primer capítulo, que asume ser la parte teórica, se nota este mismo juego: un autor de renombre y la dúctil síntesis de parte de Morales, él toma y acomoda. Decantación propia, raciocino original, no son el fuerte de este autor. Otto Morales es un escritor del paleolítico que ignora la revolución agrícola, el no siembra, solo caza y recolecta y para eso recorre miles de libros. La actitud de cultivar y domesticar le es ajena, está por encima de su grado de evolución.
Si se hace un resumen de los postulados básicos de la historiografía marxista se detecta que Morales los adoptó haciendo una sencilla permuta: les cambió de etiqueta. Seguramente este hombre pensó obviar ese comprometedor nombre en vista de evitar posibles consecuencias en los pactados ámbitos intelectuales de provincia. No hay nada nuevo en las historias locales y regionales de Morales, fue el marxismo soviético que propuso el estimulo a los estudios de procesos económicos y sociales, incluyendo un análisis de las consecuencias sociales de las transformaciones tecnológicas y económicas. Igualmente se le dio gran importancia a la investigación de las clases sociales y el rol de los movimientos de masas. Es frase de Morales la que dice: “…Ella (la crónica) está dirigida a rescatar la identidad de nuestros pueblos, la autenticidad de sus héroes populares, la riqueza de las luchas comunitarias…”
El marxismo como corriente del pensamiento histórico hizo avanzar notoriamente la visión que tiene el hombre del siglo XX y XXI de su pasado. Más la tergiversación que hizo Morales de esta escuela sumándole incoherentemente elementos, causará un vacío teórico y su lógica implosión. En esencia, todos los historiadores somos alumnos de Marx. Un pensador de verdad rápidamente llegaría a la conclusión que la historiografía colombiana no resiste, debido su atraso, la aplicación de escuelas foráneas indicando que se debe proceder a, finalmente, crear algo nuevo que orgánicamente surja del entorno, inclusive se deben obviar los sincretismos y proceder a realizar prestamos y no adaptaciones.
Dista mucho de mantener el rigor científico requerido la constante alusión a la lucha de clases a lo largo de la propuesta hecha por Otto Morales Benítez. Podría ser válido poner al servicio de la lucha de clases a la historia, pero esta ecuación no funciona al revés. A la historia no le servirá de mucho que se ponga a la lucha de clases en función de ella. Morales comete una necia e injustificada conversión cuando pretende identificar a la lucha de clases con la provincia extrapolando el declive entre ricos y pobres a capital y provincia. No tiene en cuenta este visceral autor que en los pueblos rige el mismo esquema que en las capitales: los patricios viven en los marcos de las plazas y entre más distante esté la vivienda del núcleo de la plaza, menos prestigio o poder se tiene, esto en la capital como en la provincia. Sus planteamientos de esta forma nunca llegan a ser ensayos, pero sí se ajustan a las exigencias del libelo y del panfleto, en este caso en panfleto político. Se destaca el libelo o panfleto político como el género más delicado que puede brotar de la pluma de un escritor y el que mayor retraso causa al conocimiento en sí, aquí sólo se ataca con el afán de aniquilar una idea o una persona, nunca para iniciar un debate. No se debe dudar de la eficacia del libelo, pero se debe rechazar cuando se pretende camuflarlo como ensayo u obra de erudición.
La proposición del riosuceño, que dista mucho en ser una metodología, contiene un aspecto inaudito cuando resuelve involucrar a la literatura en su plan de acción. Él pregona: "…Como también se ha afirmado que "la micro-historia y la literatura son hermanas gemelas", lo que no es desdeñable, porque se escribiría con la fuerza de la ternura, que da estremecimientos a las palabras…". De un plumazo queda debilitada la ciencia social, el lenguaje preciso con el que se redacta la ciencia debe compartir protagonismo con un lenguaje literario incurriendo por supuesto en miles de desafueros e impresiciones porque ambos géneros hacen un uso muy específico del idioma. ¿Parece que Morales confiesa subliminalmente que se equivocó de género, y de profesión? Seguramente lo de Otto debería haber sido la literatura donde la ficción lo es todo, donde no hay ataduras, donde el rigor no se constituye en eje. Creo que la picaresca española debería haber sido su terreno ideal porque este escenario literario refleja un mundo en transición totalmente desarraigado donde el autor, como el lector y el mundo descrito sufrían una tremenda crisis, en aquella época se estaban definiendo nuevos roles en la sociedad española. La truhanería era general, todo era permitido, aspecto que se refleja en las caóticas vidas de sus mayores exponentes. No entiendo como los escritores que conforman la guardia presidencial de este gurú de las letras no objetaron este tropezón que solo se encuentra en los textos de Morales, en ningún texto de los famosos teóricos de la historia que actuaron en el siglo XX como Marc Bloch, Lucien Febvre o George Lefebvre se detecta semejante licencia. Demuestra esta sumisa obediencia del grupo de Morales que no es una escuela o movimiento, sino una corte donde de nuevo se reúne en un solo capricho todos los poderes: es Otto el que inventa, el que dirige y el que juzga la calidad de los asuntos. Con esta actitud todo pensamiento disidente u original de cualquiera de sus flotantes aúlicos se ahoga y por supuesto nada crece alrededor de él. El impacto de Morales en el medio intelectual se puede comparar con un herbicida sistémico que mata indiscriminadamente toda planta con la cual hace contacto ya que el veneno es absorbido también por la raíz. Es obvio que sólo los más desbaratados exponentes del pensamiento y las letras se reúnen bajo las banderas de un patrón tal.
Cuando Morales cita a Luis González, autor mejicano y según Morales el más elocuente cultivador de la micro historia, entra en una notoria contradicción porque queda postulando la búsqueda de las "pequeñeces invisibles" la recopilación de los hechos típicos e íntimos de grupos pequeños de habitantes, tildados por González de "humildes", dejando de lado la lucha de clases pretendida por él. Ya desaparece lo colectivo de la mira de Morales y se mimetiza con otro planteamiento, siempre en búsqueda de argumentos para desatar su gran anhelo: "…la venganza de las regiones contra las metrópolis…".
La cita de González incluye una interesante afirmación que, al parecer, Morales no asimiló: "…La pequeñez típica…En su tipicidad está su fuerza…". Morales de nuevo le exige al lector acompañarlo a sufrir otra de sus montañas rusas ideológicas: en el mismo capítulo habla de dos murales que vio en Sao Paulo (Brasil) en los cuales están plasmados episodios de la historia de ese país y del resto de América. Su conclusión es: "…Y en la historia regional, ya que casi la mayoría de nuestros pueblos tiene su propia historia, muy semejante…" ¿Se le podría exigir a Morales que se defina y que describa con lógica su idea? ¿O se podría, a la vez, concluir que la estructura teórica adelantada por d. Otto no sirve para definir el problema en cuestión?
Sufre Otto Morales con su micro historia una curiosa confusión: la historia no depende del tema, sino de la visión y la actitud que se tenga de ella. Curiosamente es en la provincia donde se continúa escribiendo historia elitista y paternalista. La mayoría de las monografías que se han redactado de los municipios colombianos siguen retroalimentado la falta de conceptos claros. A la provincia le convendría para lograr su historia aclarar e reinterpretar los conceptos y aplicarlos a su pasado haciendo uso de todas las metodologías disponibles. Es a los grandes historiadores que se deben leer en provincia porque de ellos se desprende la teoría y los conceptos y desde allí se debe proceder a construir lo propio. Se debe buscar un modelo ya elaborado para establecer una guía y poder contrastar el pasado de la provincia. No planteó Morales Benítez, dentro de su teoría, la responsabilidad que le cabe a la academia y los gobiernos. Es bien sabido que esta ardua labor de practicar historia cae bajo los postulados del gobierno democrático y sin el apoyo técnico y financiero poco se avanzará. Tampoco deslindó d. Otto Morales al empirismo reinante y la ciencia pura, aquí radica otro enconado conflicto.
Poco hay de nuevo o inspirador en los planteamientos de Morales, los temas sugeridos en su discurso finalmente son tan amplios que no solo rebosa la historia como disciplina, sino que irrumpen, sin previo aviso y acuerdo, en otras como la antropología y sociología. Eso de apostarle a todo me parece una estrategia loca e irresponsable, ideal para crear alarde de humanismo.
Así como las vías en Colombia, después de ser pavimentadas, al poco tiempo están plagadas de baches, igualmente sucede con la propuesta de este presunto ingeniero del pasado. El delgado planteamiento, la falta de buen afirmado y el afán de figurar, a pesar de haber publicado/escrito, la insaciable cifra de más de ciento cincuenta libros, no resisten el trajín y la demanda que tiene el pueblo colombiano de poseer una robusta razón de su pasado, la cual como una buena vía lo conduzca eficazmente al futuro.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015