Soy fundador de Cormanizales, la organización que colabora con la Cruz Roja y el Hospitalito para la realización de la feria taurina en Manizales. Allá en algún anaquel de una de las notarías de Manizales debe estar la protocolización de la escritura en la que le dimos vida a la Corporación. Y no se trató de simple solidaridad con una firmita en una escritura, sino también con una firma en un cheque de un millón de pesos. No alcanzamos la cifra que nos habíamos propuesto para constituir el capital semilla, pero fue lo necesario para echar a andar a Cormanizales.
Nos animaba salvar la Feria Taurina que tanto renombre le ha dado a la ciudad y a su feria anual. En ese momento había una gran incertidumbre sobre el futuro de las corridas, pues el empresario de Tesma, Jaime Arango, que organizaba las ferias, no quería seguir, o por lo menos eso decía, seguramente deseaba un mayor porcentaje de utilidades por el riesgo que corría al organizar la feria taurina. También nos motivaba la noble causa de apoyar a la Cruz Roja y al Hospitalito, pues sabíamos que los pesos que dejaba la Feria Taurina iban directamente para respaldar la salud de muchos niños y niñas caldenses de escasos recursos. Había pues un doble propósito salvar la Feria, con todo lo que significa para la ciudad, y el Hospitalito, por su impacto social en la niñez.
Con todo el debate que se ha dado tanto en España como en Bogotá, la cuestión de las corridas con muerte de toro incluida, me ha hecho mucho ruido interior. En dos oportunidades estuve cerca de los manifestantes que se agolpaban cerca de la Plaza de Toros para analizar sus argumentos, pero realmente para sentir la fuerza de su posición. Para comprender mejor su protesta. Hay argumentos fuertes, que le quedan retumbando al oyente: el cuidado de los animales, la crueldad de algunas escenas, la violencia que lleva implícita la faena en muchas de sus partes.
Además es bien cierto que los toreros y los ganaderos se quedan con la mayor parte de la "mermelada" de los ingresos taurinos, y el Estado, con buena parte de lo que resta por medio de los impuestos. Así, económicamente hay que ser muy francos y ponerle numeritos al asunto, pues a veces se termina trabajando para que unos pocos se queden con el grueso del dinero. Eso sí, hay que ser conscientes también de todo el movimiento económico que se genera alrededor de la Feria Taurina y de la misma Feria anual. Pero sería bueno echar esos números y tener conciencia de lo que significa una Feria Taurina.
Manizales no puede evitar esta discusión. Hay que darla a fondo, abierta y muy transparentemente. Me parecería poco serio que en la ciudad no se asumiera ese debate.
Por mi cuenta, estoy arrepentido. Hoy no volvería a formar parte de los impulsores de Cormanizales.
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