Docente universitario * John.giraldo.herrera@gmail.com
Risas van y risas vienen es en lo que se resume la película Mi gente linda mi gente bella. Pero además, en un montón de inconsistencias. Por supuesto que los colombianos contamos con esa particularidad de tomarnos la vida con sentidos diversos, gozamos tanto con el folclor propio como con querer ser otros y eso es aprovechado por la productora de Dago para enrostrarnos ese flanco risible de la colombianidad. Esta vez se fue con toda con la intención de decirnos: así somos, esto es Colombia, acá están los personajes más sobresalientes de una familia de clase media empresarial, y adicional: con esto se encuentra un extranjero cuando viene al país.
La más grande de las inconsistencias de Dago y en este caso del director Harold Trompetero es plantearnos una película moralista, en el sentido de que pese a nuestra jocosidad como colombianos, no dejamos que nos humillen y vivimos felices siendo como somos. Primero porque no hay un sostén a lo largo de lo mostrado, salvo situaciones a modo de stand comedy de una familia, son forzadamente escenas de asuntos en los que por supuesto salta a flote una idiosincrasia: aparentemente por cualquier extranjero nos doblegamos, siempre queremos sacarle provecho y ventaja a cada situación, utilizamos a los demás para beneficio propio, nos marca una ingenuidad indigna, aunque amamos la tierra visionamos estar en otras latitudes, la tragedia es también una posibilidad de sonreír, perder es ganar un poco, que hacemos festividades pero siempre formamos un bochinche, que somos uno con los demás pero otros internamente, y en fin, podría asumirse una lista de criterios del ser colombiano y todos como se coligen son para en la película para producir la burla y deducir que no importa, eso somos, y de remate somos felices así y en todo caso cada cual se sale con la suya.
La serie de cuadros de la película son un conjunto, hay desde un pastuso, costeños, rolos, opitas, y una colombiana que no se cree tal, y un sueco caracterizado por un inglés, reforzado, dizque descubrió que vivía aburrido y así de la noche a la mañana se viene para Colombia en búsqueda de su felicidad, aparente toca decir. De modo pues que uno podría decir que la estrategia es comunicar un algo con la ironía, pero no, esa forma tan brillante de posibilitar un mensaje, no alcanza, lo que obtenemos son risas y más risas, y carcajadas y luego un cinismo absurdo. Nadie tendrá porque objetar la risa, la burla, la chanfaina, pero esa manera tan dispersa y poco seria de contarnos una historia –es que ni siquiera hay una historia- y desde otro que es el extraño, es ridícula, y que no reímos de lo ridículo, claro, la nueva producción de Dago será endiosada por muchos espectadores, cuya idea será la de reírse y decir: eso somos hijuemadre, va ganando Dago, para retomar una de esas frases dichas de modo recurrente por el mejor bufón colombiano: Cesar Mora.
Dago García se ha convertido en el principal y más avasallador productor de cine en Colombia, las cifras de películas así lo ratifican: 16. Y con un talento: recupera lo invertido y nos tiene en vilo cada año para estrenar un filme, pero en este 2012 parece que serán dos, con la de Mi gente bella mi gente linda, empieza un flujo de películas que tienen como eje aprovechar esas circunstancias risibles de los colombianos. Y se ha creado un público que gusta de maravillarse con lo que somos.
Tocará pues sacar pecho y enfrentar la malicia indígena, que un extranjero cuando conoce Colombia la puede defender mejor que un colombiano, lo piadoso que somos pero lo crueles que nos comportamos, que fingimos y defendemos lo nuestro como por ejemplo, que un despecho típico en Colombia es con mariachi y bailando tango, que damos consejos a diestra y siniestra para remediar vidas foráneas pero no podemos con la nuestra. En fin, sandeces, divertimentos efímeros, propicios para pasar un guayabo y ver espejos de lo más cómico de los colombianos, en esta película ni el título refleja lo doble de los cuadros de stand up comedy puestos en pantalla grande. Lo claro es que la película resulta siendo una humillación del ser colombianos y aunque seamos así, no hay como una burla para suavizar una humillación. A reír en todo caso.
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