El científico manizaleño Gonzalo Duque Escobar no necesita presentación. Es un fuera de serie que no conoce la pedantería ni por el forro. Practica la sencillez en todos los ámbitos en los que se mueve como pez en el agua. Y cuando se le invita a elegir la denominación que más le agrada se decide por la del Profesor que solo sueña con ser Maestro para hacer de sus alumnos ciudadanos comprometidos con la ciudad, la región y el país, siendo profesionales competentes, y personas ambientalmente responsables y socialmente sensibles.
Si se le pregunta qué tiene de sabio, el Duque del tablero, la tiza y el borrador responde que la erudición y conocimientos sobre varias disciplinas, asunto que puede incomodar en una sociedad pre-moderna, solo tiene una explicación: luego de ejercer la docencia desde 1970, afirma que en 42 años ha aprendido más de sus alumnos de lo que esté en capacidad de reconocer.
Se clasifica como un "tablerólogo" y no vulcanólogo y reafirma su irrevocable devoción por lo académico, pero al servicio de la Nación. Sobre su otra pasión ciudadana (el civismo) plantea que los actores sociales en una sociedad del conocimiento, deben reflexionar y actuar para enfrentar con éxito las problemáticas del territorio, bajo el imperio de la razón y los argumentos y no del consenso coactivo.
Al interrogante de si la sabiduría da plata, este ingeniero civil de su muy amada Universidad Nacional contesta: "la Ciencia y la Tecnología sí dan plata, pero exigen de la cultura para poder generar el bienestar ambiental y social que nuestra ciudad merece, solo que mientras no formemos capital social y privilegiemos el crecimiento económico, habrá inequidad y a lo sumo seguiré viviendo decorosamente".
Relata que le ha tocado un intervalo signado por procesos que marcan dos generaciones: la suya, que uno de sus más preciados amigos calificaba del "logos", y la de sus hijos que denominaba del "eros", por lo que aunque la mayor dificultad es generacional y a pesar de que los retos no son los mismos, la medicina siempre será hacer de la civilidad el valor supremo de la cultura urbana.
Sintetiza así su concepto a propósito de la decadencia del espíritu cívico: "Conforme la sociedad cambia, las instituciones también deben hacerlo: si bien el civismo provee las pautas mínimas de comportamiento para una sociedad, la convivencia depende de múltiples factores. Hoy nuestras organizaciones finalmente son el reflejo de un tejido social afectado por el medio urbano, con sus complejidades socioeconómicas y ambientales".
El Contraplano le pregunta si ya no hay líderes en Caldas como los de antes que tenían enorme poder de convocatoria.
"Ciertamente no los hay, pero igualmente la sociedad de hoy también se ha fragmentado: a diferencia de lo que ocurrió tras los incendios de los años 20, cuando surge en Manizales la mayor empresa cívica de todos los tiempos para la construcción de la Catedral, ahora no parece fácil hacer lo propio para enfrentar un flagelo tan visible como la corrupción".
El espacio se agota y este ciudadano preocupado siempre por el hoy y el mañana de su terruño habla del gran daño que causa la politiquería: "Conforme valores como la Familia, el Estado y la Justicia se fueron profanando y lo profano y mundano sacralizando, se hizo más fácil para algunos traficar con la miseria humana y usurpar lo público para el beneficio particular, con el riesgo de poner la política en manos de fuerzas oscuras que desestructuren el territorio caldense".
Antes de que caiga el telón le pedimos una reflexión sobre los más acuciantes problemas de su región: "El primero es en lo social: la degradación de los valores, sobre todo en el caso de Manizales; el segundo, en lo económico: la inequidad que afecta más los medios rurales del departamento; y el tercero, en lo ambiental: la amenaza asociada al cambio climático, con igual incidencia en Manizales que en el resto de Caldas".
La apostilla: Este Duque de la ciencia confiesa que de no haber estudiado y enseñado ingeniería, si no encontrara oficio alguno como obrero de la cultura en otras ciencias generales (matemáticas, filosofía o teoría general de sistemas), sería un trabajador independiente, pero aplicado a las artes plásticas. Y dice acerca de lo que más le agrada y lo que más le desagrada de Manizales: "En su orden, me gusta la solidaridad que soporta el tejido humano en los barrios populares, y me preocupa la insolidaridad de quienes habitando los amurallados guetos residenciales, solo se preocupan por protegerse de los pobres".
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