Esta columna ha recibido una réplica afectuosa, civilizada y firme por parte de un miembro de la nueva junta del Club Manizales. Réplica que se recibe con respeto y con una gran satisfacción por que trae consigo la noticia del nombramiento de nuevos directores de esta eminente institución social.
Las observaciones aquí escritas en días pasados, que dieron lugar a la réplica aludida, se originaron en manifestaciones de distinguidas personas de la sociedad de Manizales, antes de la elección de la nueva junta. Todas ellas angustiadas por el estado de desolación de su Club y la idea esparcida de vender su legendaria construcción. El autor de estas líneas tuvo mucho que ver con el Club Manizales en su época y con razón se duele de sus presuntas desdichas.
El distinguido miembro de la nueva junta que en su nombre replica, añade que lo que aquí se escribió ya es cosa de un pasado que no se quiere friccionar, que la junta actual se concentrará en reagrupar a todos los socios, los idos, los presentes y los futuros, para retomar la pompa y el prestigio de tan emblemática institución.
Los nombres de quienes integran la nueva junta del Club no pueden ser más prestantes. Tanto que casi uno pudiera culparlos por haberse abstenido por años para este rescate. Indudablemente tienen el peso social y profesional para de inmediato tomar las decisiones correctas y con su presencia atraer a quienes, desengañados, se alejaron y a la juventud que no conoció su pasado glorioso.
La sociedad en general, y en particular la de Manizales, no puede abandonar, ni por un minuto, lo que la ciudad ha atesorado con mucho tesón y durante muchos años. La lucha para construir una ciudad como la que se ha logrado ha sido muy intensa. Por ejemplo, llevar los rieles del ferrocarril a sus puertas, tomó más de ochenta años. Un acto inaudito los eliminó por pasados de moda. Hoy se añoran. Muchas fueron las décadas y muchos los muertos, el costo de la vía terrestre que hoy conduce a Mariquita y Bogotá. Bienvenida la iniciativa de convertirla en doble calzada.
Otro ejemplo que ahora se suma a los vigorosos esfuerzos por más de treinta años para tener un aeropuerto. Ojalá esto fuera un logro con más economía de tiempo. El señor gerente sabe que esta iniciativa tiene en el Ministerio de Transporte, trascendental para este logro, personas amigas y claves, incluyendo en primer lugar a la señora ministra, dispuestas a colaborar y así cumplir a tiempo la promesa presidencial de hacerlo realidad. Podría decirse que, ahora, el balón está en nuestro lado.
Por fortuna Manizales ha ganado en solidaridad mutua. Ya se ha celebrado en esta columna el frente común conformado por el gobernador, el alcalde, la Cámara de Comercio, los gremios, los empresarios y sobre todo la representación y unanimidad política, sin exclusiones de ninguna naturaleza. Un frente común poderoso y completamente identificado con las causas regionales. La administración pública nacional no se distingue por su diligencia, pero se rinde ante fuerzas unidas como las que hoy representan Caldas y Manizales.
La nueva junta del Club Manizales con su firme decisión de volver por los fueros de esta noble corporación, que fue baluarte de decisivas realizaciones de las gentes de Manizales y símbolo de la elegancia ciudadana, complementa como frente social al instituido por las fuerzas oficiales, políticas y empresariales.
A este columnista solo le resta recoger las palabras escritas bajo la reacción de la situación del Club y la idea de feriarlo antes de la nueva junta. Con fervor, un saludo esperanzador a tan preclaros ciudadanos que conforman la nueva dirección.
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