La fe recibida te ha enseñado a ver a Dios como un ser que siempre está tomando decisiones sobre tu vida.
¿Qué pasa si eliges ver de otra manera y asumes que Dios es un observador amoroso y no un ser que se inmiscuye?
El protagonista eres tú y Dios te observa con amor y respeta el modo en el que tú mismo creas tu vida.
La creas con el pensamiento, las palabras y las acciones; todo el tiempo estás creando.
Por eso es que peleas con Dios cuando no te concede lo que pides en tus oraciones.
Y es que el cielo no es una oficina en la que se hacen los despachos que se piden en la tierra.
No, así no funciona la vida. Hay unas leyes universales y te va bien si las sigues y mal si las violas, aunque reces todo el día.
Dios siempre está ahí con su amor, pero la vida está en tus manos, aunque quieras pasársela a las manos de Él.
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