Los colombianos aguantamos las injustas tasas de interés de los Bancos porque acá aguantamos todo.
Los Gobiernos, por su parte, andan de pipí cogido con los poderosos y gobiernan más para los ricos que para los pobres.
Abundan los abusos y cito acá al columnista Rodolfo Arango de El Espectador, que habla de uno de ellos:
“Un caso aberrante es el negocio de libranzas, santificado por las normas financieras.
El trabajador compra a crédito en cooperativas y respalda la deuda con su salario futuro. Al final paga dos o tres veces el valor del préstamo.
Su deuda, convertida en títulos valores, la negocian en el mercado los financistas que ganan por punta y punta:
Compran barata una cartera segura y la colocan luego a altos intereses ganando su tajada por la intermediación”.
¿Qué hace el Gobierno ante todo esto? Nada. Por eso hay un solo día para el trabajo y 364 para el capital.
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