La fuente de muchos dolores no es física, es emocional y así lo asumen los médicos sabios.
Detrás de esos dolores de cabeza, vientre o espalda hay mucha tensión, estrés y rabias guardadas.
La tensión contrae los vasos sanguíneos y este se refleja en dolorosos espasmos y dolores crónicos.
Por lo mismo, si de verdad te amas, haz todo lo que puedas para estar en paz y soltar emociones que te enferman.
Juegas con fuego y ferias tu salud cuando caes en las redes del odio, la rabia, la culpa o el rencor.
Pero nada te ganas con saber esto si no haces nada, si no eliges perdonar, perdonarte y estar en paz.
Serénate, siente a Dios, ámate y decide soltar todo lo que te ata y te aleja de la felicidad.
Sé bien consciente de que el cuerpo simplemente somatiza lo que envenena tu alma y tu mente. Ámate.
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