Hay padres prudentes y sabios que no se inmiscuyen en la relación de pareja de sus hijos.
Hay hijos inteligentes que no permiten que sus padres interfieran en su matrimonio.
Pero también hay un buen número de padres y de hijos incapaces de romper dependencias nefastas.
Es increíble que aún se escuche esta frase perversa: "Primero conociste madre que esposa".
Y es perversa porque cuando un hijo o hija crea una relación es para que ésta ocupe el primer lugar.
De lo contrario esa relación está condenada al fracaso no sin antes recorrer un camino de espinas y dolor.
La verdad es que los padres inseguros y, por lo mismo, celosos, malforman hijos tan inseguros como ellos.
Eso lleva al calvario una relación de pareja debido a un egoísmo que se camufla como amor.
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