Todos los colombianos de bien hemos comenzado a preguntarnos qué nos está sucediendo; me refiero a la ola de corrupción que recorre al país de norte a sur y de oriente a occidente, en donde hasta hace poco tiempo, personas decentes, profesionales con educación y flamantes posgrados dentro y fuera del país; hombres y mujeres que, repito, hasta hace poco creíamos incorruptibles, hoy están robando sin escrúpulos de todo y lo que más se pueda.
Pero ahora no es cuestión de robarle el perfume a la amiga de habitación en la universidad, ni sacarle unos pesos al novio de la billetera, ¡No! las mujeres que se han metido a grandes delincuentes de calzones y brasieres blancos, son profesionales con altos puestos de responsabilidad social y familiar.
Los ejemplos alarman de verdad, y no solo por su frecuencia sino por la calidad de los personajes involucrados, en donde, insisto, tanto hombres como mujeres, "aparentemente" gentes de bien educadas y decentes, roban y estafan sin vergüenza.
Algo tiene que estar pasando en la educación de los colombianos, cuando ya cualquiera se le tira a un desfalco de billones de pesos, conociendo que bien valen la pena, pues de antemano saben que va a pasar unos pocos años a la sombra sentado cómodamente al frente de su televisor de su casa y no en un calabozo, como debería ser.
Unos le endilgan la culpa al nuevo sistema penal acusatorio y otros a que ya en las escuelas y colegios no enseñan ni cívica, ni religión, ni historia patria, ni historia sagrada, para no mencionar la urbanidad de Carreño, en donde además de haberse perdido las buenas maneras, se perdió la ética, la moral y la honradez.
Una de mis abuelas, cualquier día dejó de ver la televisión que tanto la entretenía cuando comenzaron los anuncios de los brasieres Leonisa; hoy no dejo de pensar en qué hubiera sucedido con los anuncios de los condones y los temas de la baja moral en las telenovelas, en donde ya en el primer capítulo en horario triple A, la protagonista se le trepa desnuda al galán de turno sin ningún respeto por la teleaudiencia infantil.
Eso, y que se invirtieron los términos para los contratos matrimoniales, pues ahora las parejas primero se van a vivir juntas, y si la cosa funciona, al año más o menos arman el matrimonio; lo que querría decir en términos coloquiales, algo así como si se tratara de irse comiendo poco a poco el fiambre de la lonchera antes del paseo.
Y ni qué hablar de las parejas de un mismo sexo que forman familia con niños adoptados, y ya hay hasta atrevidos psicólogos que hablan de que estos niños criados por parejas gays van a hacer mejores ciudadanos el día de mañana.
Pero no crean los lectores que esta pandemia de inmoralidad que recorre este país es un patrimonio exclusivo de los colombianos, pues no hay sino que observar lo que está sucediendo ahí no más en el centro de la cristiandad, en donde por primera vez ha sido abucheado el Santo Padre en su ya tradicional bendición papal de los domingos; rechifla por cuenta de un escándalo que apenas comienza y en donde, además de crímenes y tapaderas para casos como los Legionarios de Cristo, el Papa actual solamente pretende -según monseñor Darío Castrillón- saltarse la intervención del Espíritu Santo en los dos próximos cónclaves para dejar la sucesión papal bien atada y bien trancada al interior de un grupo de sus fieles cardenales.
N.B.: "Ecclesia Regitur AB Hominibus - Ergo Divina Est". ("la Iglesia está gobernada por hombres- , luego es Divina") El Cardenal Gundislava fue a París como Secretario General de la Santa Sede para negociar un concordato con Napoleón, quien airadamente le dijo: -¡Yo con una firma puedo acabar con la Iglesia Católica en un día¡-.
A lo que el Cardenal respondió. -"Mon General" - (cruzándose de brazos), nosotros en la Curia Romana durante 1.800 años no hemos sido capaces de acabar con la iglesia de Cristo y usted cree que la puede acabar en día.
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