Nuevamente el departamento de Caldas queda en un envidiable puesto en el ranking de la competitividad departamental. En efecto, en el estudio conjunto entre el Centro Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario el departamento quedó ubicado en el tercer puesto.
Este indicador de competitividad analiza tres factores grandes: condiciones básicas (de gran responsabilidad del aparato estatal, como instituciones, salud, cuidado ambiental), eficiencia (que está relacionada con educación superior y eficiencia de mercados) y finalmente, la sofisticación e innovación (muy ligadas a los clusters y a la actividad empresarial). La idea que hay en el fondo es que la competitividad se logra no solamente gracias a los esfuerzos que hace la nación en la gran infraestructura del país, sino que también hay un componente de corresponsabilidad regional en el tema. Hay muchas variables y dinamizadores de la competitividad que dependen de cada región. Y en este sentido es fundamental que las distintas regiones del país asuman riesgos y opciones, pues es muy difícil para todas tener una competitividad en general, sino que la deben concretar y situar en sus realidades particulares y posibilidad según sus condiciones. Y de otro lado, la responsabilidad compartida entre sector público y privado es la otra cara de la moneda.
Los resultados. Hay que anotar que Caldas se encuentra en el tercer escaño de desarrollo, de cuatro. Este peldaño lo comparte con los otros departamentos del Eje Cafetero, Tolima, Cauca, Huila, Magdalena y Norte de Santander. En el ranking general Caldas se ubicó de tercera, luego de Bogotá y Antioquia. Y seguido por Santander y Risaralda.
En materia de condiciones básicas Caldas no está tan bien, pues se encuentra en esta variable en el puesto 9. En materia de sofisticación e innovación ocupa el 6. En lo que parece muy bien es en eficiencia que tiene el puesto 2 del país. El mensaje es claro, si Caldas quiere consolidarse como un departamento competitivo debe fortalecer mucho más los servicios de salud, educación, institucionalidad en todo su territorio. Y por otra parte, debe asumir opciones de fomento y acompañamiento en algunas áreas productivas para estar a la cabeza de la innovación y sofisticación, cuestión que es muy particular a los sectores y ramos de la actividad productiva, es decir, uno no puede lograr en todo, hay que asumir apuestas muy concretas para consolidar por ejemplo clusters o cadenas productivas que generen condiciones para que se dé la innovación.
Las posibilidades de desarrollo están en manos de las regiones. Y estas deben desarrollar programas de incentivo muy dirigidas, que implican opciones muy concretas, por ellos deben ser el producto de consensos sociales amplios. En ello, el ejemplo del Valle es interesante, pues en innovación y sofisticación está de segunda en el país en el ranking de competitividad. El Valle cuenta con apuestas como los clusters que ha definido desde la Cámara de Comercio y los gremios, e igualmente la narratología de desarrollo que se ha propuesto. Caldas debe hacer un ejercicio similar. Si no hay focalización difícilmente se logrará tener un impacto grande. Por ejemplo, los recursos de regalías del departamento deben dirigirse según esta carta de navegación.
Las regiones tienen, pues, una gran tarea en redondear la competitividad de sus respectivas regiones.
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