El presidente Juan Manuel Santos es jugador de cartas y sabe que el domingo pasado le tocó una mala mano. A pesar de lo que él y sus publicistas digan, fue el perdedor de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, le pasó por encima con un partido apenas naciente, pero con mucho poder e influencia en el centro del país.
Santos perdió. A su discurso de la paz lo venció el chisme, las denuncias sin pruebas y demás tácticas de juego sucio y barriobajeras usadas por el senador electo y antes presidente Álvaro Uribe Vélez. Y cuando intentó salir a defenderse siempre se pegó un tiro en el pie, como en el caso del hacker Sepúlveda. Le voltearon la torta a punta de dialéctica y lenguaje de culebrero del Ubérrimo. Solo un enredador es capaz de vender la idea de que el gobierno de Santos es "comunista" o "castro-chavista", a pesar de los TLC firmados y la forma en que se le abre de piernas a la inversión extranjera.
Nada le salió al Presidente. Su opción para la vicepresidencia, Germán Vargas Lleras, no le sumó votos. Todo lo contrario: se la pasó peleando con los electores y llamándolos "gamines". Santos le dio un trato de zarrapastroso a su exvicepresidente, Angelino Garzón, y perdió los votos del Valle del Cauca. Su desespero es tal que para recuperar los votos del Valle ¡mandó a Roy Barreras! Un oportunista cuyo compromiso es solo con él. Y para recuperar los de Risaralda ¡mandó a Simón Gaviria! Un delfín que acepta públicamente que no lee los proyectos de ley que se mueven en el Congreso.
Ahora, tanto el Partido Verde como el Polo Democrático, que se habían presentado como posibles aliados, anunciaron que dejaban libres a sus electores. Ganar las elecciones el próximo 15 de junio será para el santismo como intentar sacar a flote el Titanic.
Santos sabe que la tiene dura, muy dura, para salir reelegido. Por eso se juega su última carta: llegar a un acuerdo en los diálogos de paz en La Habana lo más pronto posible. Ya pidió que los dos puntos restantes se discutan en mesas simultáneas. Su intención es la de tener el acuerdo listo para el 7 de agosto, cosa que, de perder las elecciones, salga de Palacio de Nariño como el Presidente que firmó la paz con las Farc. Además, sería candidato al premio Nobel de la paz, por abrir las puertas al fin de un conflicto que esta semana cumplió 50 años.
Además, este as bajo la manga compromete de manera directa a Óscar Iván Zuluaga (si llega a la Presidencia), pues si no ejecuta el trato, el mundo lo recordará como el mandatario que se negó a hacer la paz. Puede que el pasado jueves anunciara -a regañadientes- que continuaría con los diálogos en Cuba, pero suena más a promesa vacua que a un verdadero compromiso.
A esto hay que sumarle que también le pondría un tatequieto a Uribe y sus ideas sobre cómo acabar con el conflicto armado. Si la guerrilla no cumple lo pactado (como está acostumbrada a hacerlo) la responsabilidad recaerá sobre el uribismo y serán señalados de no hacer el esfuerzo por la paz. Un costo muy alto que afectaría la imagen del país en el exterior.
Ya pensando en Caldas, no nos convendría que ganara Juan Manuel Santos. Después de los resultados de la primera vuelta, en la que le fue como a perro en misa en esta región, de ser reelecto podríamos decirle adiós a la plata prometida para Aerocafé. A los auxilios de los caficultores. A la inversión regional. Zuluaga, que es caldense, tiene un compromiso tácito para sacar adelante a su región.
No votaré por Óscar Iván, pues no comulgo con nada que tenga que ver con el uribismo. Sin embargo, el mejor escenario, dada la situación actual, nos convendría que Juan Manuel Santos llegue a un acuerdo con las Farc, pero que no salga reelegido. Que se vaya pensando en un posible premio Nobel. Y que Zuluaga, amarrado con el pacto de paz con la guerrilla, se comprometa a seguirlo por el bien del país y nos demuestre que no es un títere de Uribe. De hacerlo, probablemente se eche de enemigo al expresidente -tal y como lo hizo Santos- quien le bloquearía sus propuestas desde el Senado. Pero ese ya es otro cuento.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015