Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Un despegue esperado, más por nuestro corazón colombiano que por la lógica de un Mundial, le representó a Colombia una espectacular victoria sobre Grecia, con la que llenó de emociones su botín y acrecentó la ilusión de su mejor participación en ese torneo.
El marco de público en el Minerao de Belo Horizonte, con una inmensa mayoría tricolor, fue el asalto inicial ganado en este debut soñado del grupo de Pékerman, que apenas comenzando el juego ya había marcado el primero en la portería griega.
Fueron cinco minutos de presión alta, con precisión, lo que minimizó la intención del rival, que a partir de ese momento reaccionó porque Colombia, distinto a lo que se pensaba de continuar machacando para buscar el segundo, cedió terreno y espacio.
Los europeos se sintieron cómodos, estuvieron por encima inclusive en la estadística que enseña la posesión de pelota, pero su cacareada inefectividad se hizo latente, y ese control terminó siendo visual sin comprometer el arco de Ospina.
Interesante irse vencedor al vestuario, y ese primer objetivo se cumplió, no sin antes permitir un lucimiento del golero del Niza, que paró brillantemente una de las pocas arremetidas de los griegos, quienes también llegaron con fama de poco claros en la definición.
Para el complemento, Teo destapó el olor de sus esencias con un tanto que le hemos visto marcar en muchas oportunidades, ratificó su condición de hombre de área, y destrabó el juego que se liquidó sobre el final con la tercera conquista de James.
Un 3-0 a contundente, una selección con personalidad, sin el rendimiento que se confía van a dar sus estrellas, pero con un planteamiento que invita a soñar, y un arranque demoledor que levanta el ánimo y la confianza.
Bien por Pékerman que se atrevió y puso a Zapata e Ibarbo, se salió de sus maneras conservadoras, y montó el equipo que por lo visto en la fase previa mejor alternativa le podía ofrecer, lo que habla bien del manejo desde el banco.
Los relevos fueron oportunos, Arias y Mejía recibieron la opción y respondieron, y Jackson demostró que su problema es de seguridad cuando se viste de amarillo, y que tendrá que superar ese primer obstáculo para alcanzar las cumbres que alcanzó con el Porto.
La defensa acertó, Yepes alejó el peligro del fondo con un nivel superior del que se temía, y en general digamos que se cumplió con creces, advirtiendo un futuro halagüeño, porque como lo dijo Pékerman, esos 3 puntos marcan el devenir del torneo.
No es fácil ganar el partido inaugural, Colombia lo hizo con suficiencia, marcando 3 goles y dejando una rica sensación que se festejó en todos los rincones de la patria, como no sucedía desde el 5-0 con Argentina, o en épocas recientes el 3-3 con Chile que nos clasificó al mundial.
Se vienen Costa de Marfil y Japón, y con una bolsa enriquecida por un triunfo vibrante que nos tiene felices, dejemos las pequeñeces para después y sigamos celebrando porque estamos en la mejor fiesta del mundo, y somos protagonistas de primer orden.
Hasta la próxima...
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