Twitter me felicitó estrepitosamente hace poco por cumplir tres años trinando. Y eso que tengo entre cincuenta y sesenta millones menos de seguidores que Lady Gaga o Madona.
Inmodestia aparte, pero desde @kikirikioscar chivié con la noticia de dos cucaracheros que nacieron en la pajarera de nuestro cambuche. Comparto algunos trinos:
Con profunda emoción informamos que seremos abuelos por cuarta vez. Estamos güetes. Todavía no sabemos el sexo del pajarito que viene.
Con paciencia benedictina, los arquitectos Abelardo y Enriqueta, padres alados del próximo nieto-pájaro, siguen juntando pajitas.
"El pájaro quisiera ser nube la nube pájaro", canta Tagore. Abelardo y Enriqueta trabajaron duro para que su nuevo bebé sea nube algún día.
Abelardo y Enriqueta, Niemeyer alados, incorporan el plástico en su nido. No me gusta ese intruso pero respeto el libre albedrío.
Úrgeme presencia de la Cuarta Brigada o de la SAO (pajareros paisas) para desalojar a una colonia de siriríes que no dejan terminar el nido.
Gandhi viviría envidioso de la coexistencia pacífica que practican las abejas angelitas y los pájaros A y E. Comparten estratégica esquina.
Sofía Mo, mi nieta de quince meses, posó hoy con el nido de fondo. Su belleza acepta la competencia de los dos nietos alados que vienen.
"Mis" cucaracheros pertenecen al proletariado que vuela. Son pájaros sin ínfulas pero se les nota que no quisieran ser águilas ni colibríes.
Si fuera a hacer un paralelo entre flor y pájaro diría que los cucaracheros son como las hortensias, simples pero bellos en su sencillez.
¡Albricias! ¿De qué noticias? Al aire Rómula y Remo. Así se llamarán los bebés pájaros de A. y E. Los bebés están bien. Los taitas, felices.
Desde que son padres, Abelardo y Enriqueta no se cambian ni por Dios mano a mano. Hay alegría desbordante y cierta arrogancia en su vuelo.
Intenso puente aéreo para alimentar a Rómula y Remo. Suculentas lombrices e insectos que chapalean en el menú-maná de los nuevos terrícolas.
Luto en el nido. Lamento informarles que esta mañana encontramos muerto a uno de los dos bebés-cucaracheros. Tenemos el corazón a media asta.
Los pájaros-bebés habían sobrevivido al reciente tsunami de granizo. Hoy nos dejó uno. Réquiem por el amigo alado recogido por el silencio.
Para el momento, un amigo recomienda séptima de Beethoven, 2o. movimiento, o el Réquiem de Mozart, acompañado de un buen cantazo de guaro.
Abelardo y Enriqueta, en medio del luto, siguen alimentando al bebé que aún no se puede valer por sí mismo. Vuelan con una lágrima a bordo.
Ya no vive nadie en el nido de los cucaracheros. El segundo no dejó dicho a qué firmamento voló. Le deseamos lo mejor en su temprano vuelo.
Invitamos a Abelardo y Enriqueta a repetir maternidad-paternidad. El nido que construyeron se ve firme. Nada que ver con el edificio Space .
A pesar del tsunami espiritual sufrido con la muerte de R y R seguiremos redistribuyendo el ingreso pensional con los pájaros del barrio. (Foto en www.oscardominguez.giraldo.com)
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