Estábamos emocionados en Chandigarh. La ciudad, como cosa curiosa, está fuera de los dos estados de los cuales es capital, es administrada directamente desde Delhi y es, por supuesto, Patrimonio de la Humanidad. Siendo vecina del famoso estado de Rajastán, el más visitado de la India, la ciudad es diametralmente opuesta a las de Rajastán. En este estado el encanto de las ciudades es la aglomeración, la multitud, el tráfico endiablado, la cantidad de vehículos que van en uno y otro sentido por la misma calle, mezclados con los peatones y los típicos rickshaws, que son los vehículos-bicicleta en los que hay que montar para gozar de la barahúnda y variopinta experiencia del tráfico urbano. ¡Ah! sin olvidar que de vez en cuando un camello o un elefante vienen en medio de los vehículos y en sentido contrario. Todo maravilloso. He vivido la experiencia de las ciudades del Rajastán y guardo ese recuerdo en mi memoria como un sueño extraño, maravilloso, exótico, sin igual. Pero Chandigarh es lo contrario, el orden, la paz, el silencio, la limpieza.
El símbolo de la ciudad es la escultura de una Mano Abierta, que es a la vez una paloma y representa la filosofía de Le Corbusier; mide 26 metros de altura y gira según la dirección del viento.
¿Y cómo es él, el plano de la ciudad? Es una grilla reticular con 60 sectores, cada uno para unas 150 familias, del tamaño de 1,5 por 1,5 kilómetros. La grilla sigue las ondulaciones del terreno. No existe el sector número 13 y el 17 es el centro de la ciudad. Cada sector funciona como una ciudad aparte y tiene sus zonas de comercios, escuelas, centros culturales, áreas de recreo, hospitales etc. Para ir de una parte a otra no se gastan más de 10 minutos a pie.
El entramado de las vías está bien estudiado, hay vías de alta velocidad, peatonales, barriales, de acceso doméstico, etc.
La ciudad fue concebida como un cuerpo humano con cuatro funciones: tener un espíritu y un cuerpo sanos, vivir, trabajar y circular. Así las cosas el Capitolio es la cabeza; el corazón, la zona central de la ciudad; los pulmones están representados por las zonas verdes, los parques y el Valle del Placer; el cerebro son las instituciones educativas como la universidad, las escuelas y muchos centros culturales que la ciudad tiene; el sistema circulatorio son las bien planeadas calles y accesos viales y por último el sistema digestivo lo constituye la zona industrial.
Los edificios más representativos de Le Corbusier son El Capitolio, las Cortes, el Secretariado y La Asamblea Legislativa y albergan las diferentes entidades del gobierno.
Las construcciones muestran la finura de un relojero. Le Corbusier, como buen suizo, fue relojero en su juventud.
Uno de los más acariciados sueños de Le Corbusier fue el Museo del Conocimiento, que no llegó a materializarse. Entre las curiosidades del famoso arquitecto hay una especial: no se erigirán estatuas a personas en la ciudad de Changdigarh. Lástima, sí, que no se permite hacer fotos de cerca de los edificios de Le Corbusier.
Completan el plano de la ciudad el Lago Sukhana y el Valle del Ocio. En el primero soñaba Le Corbusier con ver reflejadas las montañas nevadas del Himalaya. Allí se inicia una arboleda de 25 metros de ancho y 5 kilómetros de longitud, maravilloso paseo para los habitantes y visitantes, magnífico pulmón de la ciudad. Y como si fuera poco verde, el Valle del Ocio es una zona verde que atraviesa toda la ciudad y que tiene teatros al aire libre y varios monumentos.
Chandigarh es una ciudad que deberían visitar no solo los arquitectos sino todos los amantes de la belleza.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015