Con las catástrofes naturales los medios masivos poseen una efectiva herramienta para mantener el miedo y el asombro en sus desprevenidos usuarios. En el caso de la mitad de la isla La Española cuyo lado oriental se denomina Haití, nombre aborigen de la isla, en contraste con el oriente de esta isla caribeña, que recibe el nombre de República Dominicana, la cosecha de desastres ha sido abrumadora, inclusive para los ávidos reporteros amarillistas de las grandes cadenas televisivas.
A Haití lo sacudió en el año 2010 (12 de enero) un temblor grado 7 y causó 316 mil muertos fuera de una vasta destrucción de la poca infraestructura física del sobrepoblado país. Haití tiene 27.750 km2 de superficie y una población de 10 millones de habitantes siendo una de las naciones más densamente pobladas del continente.
Con un intervalo de solo 6 años este país es destruido hasta los cimientos y se presume que su reconstrucción nunca será perfecta. Recuerdan ciertos comentaristas que esta región fue hace 300 años un portento económico en la región, la cual producía más dinero que las colonias españolas con minas de oro. El rey Luis XV de Francia prefirió quedarse con esta posesión, las islas de Martinica y de Guadalupe desistiendo de todo el Canadá, regiones que le pertenecían y le correspondió entregar después de la Paz de París del año 1763 que finalizó la “Guerra de los Siete Años” entre Francia e Inglaterra. La producción de café, azúcar y cacao fue de las mayores del mundo, eso sí a base de mano de obra esclava.
La Revolución Francesa en su fase jacobina liberó a los esclavos de su colonia, libertad que no se sostuvo con los cambios de gobierno en París, promoviendo los esclavos revueltas que poco después, en el año 1803, instituyeron la República libre de Haití. Desde entonces este país se debate en la pobreza.
Haití es la sociedad más compleja de América. Se conjugan en ella grandes antagonismos. Su población ya no es africana y nunca se convirtió en americana. Lejos están de estar dispuestos para ser capitalista o poder articular la democracia partiendo del punto de vista que el capitalismo y la democracia son sistemas que surgen de forma orgánica y no ideales por alcanzar a todo precio.
Colombia se asombra de forma hipócrita ante la pobreza de Haití y no entiende que partes del país sufren situaciones muy parecidas. Y si se mira con exactitud qué tan lejos estamos de ser una sociedad democrática funcional teniendo a Europa como ideal, estamos más cerca de la caótica Haití que de los europeos. Un solo ejemplo: oficialmente han muerto con el huracán Mathew 347 personas lo que significa que es tan ineficaz el Estado que no es capaz de aportar la cifra del daño, es tanto el desorden que la gente sabiendo que nadie les va ayudar, resuelven a enterrar a sus muertos sin el debido permiso o asistencia del Estado quedando imposible elaborar una estadística verídica. A nadie le importa.
La democracia no es algo impuesto por las Naciones Unidas o por vecinos poderosos, es un orden que deben tener los ciudadanos como motivación propia. Es el pueblo que se da su gobierno y Haití no tiene el bagaje para poder aportar ese tipo de determinación. Estas son conclusiones que deben reorientar el tipo de ayuda y de apoyo que necesitan estas regiones que no se identifican con los esquemas que son nuestros ideales. 300 años de esclavitud no se desaprenden tan fácilmente.
Es admirable la ayuda que obsequió Shakira en forma de 15 millones de dólares. Ella, muy colombiana, entendió que no es dando el dinero sino que esta donación se debe hacer obviando el Estado para que sea eficaz y no se diluya en bolsillos corruptos. Supo esta generosa mujer que lo cultural es uno de los componentes más importantes de una ayuda de esta índole. Es al ser humano al que se le debe ayudar y no hacer solo carreteras, reconstruir casas e inundar con agua los acueductos. Ella sabe que ese ser humano está inscrito en un mundo, en su mundo, muchas veces muy diferente al mundo del generoso dador.
Se podría creer que entre 15 estrellas de la industria del entretenimiento es factible poner medio a flote este país aportando cada uno una pequeña parte de su riqueza. Fueron 210 millones de dólares el dinero que aportó la comunidad internacional hace 6 años para la reconstrucción a raíz del temblor. ¡Qué contraste: 15 multimillonarios podrían redimir a 10 millones de haitianos!
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