Hay amores que resultan muy costosos. Costosos en lo económico, en lo social, en lo emocional, en lo afectivo, costosos en la imagen que se transmite a los demás, en las consecuencias que emergen cuando la autoestima se vulnera, se quiebra, se irrespeta. Costosas también en los efectos que produce en la salud mental y física. Además de los síntomas colaterales que se van originando en familiares y amigos.
Andrés y Sofía, diez años de vivir juntos, dos hijos, ella próspera, proactiva, innovadora y con ganas de volar, él callado, viviendo a su ritmo, opacado y con rabia por los éxitos de su esposa, no quiere moverse de su zona de comodidad, aduce que así está bien, que ya alcanzó sus metas y se queja todo el día de cómo su esposa está asumiendo la vida en este momento; entre sus molestias expresa que no entiende por qué, ni para qué hay que estudiar más y menos aún buscar otras opciones laborales. Se le observa cansado y con mucha rabia ante los sueños que su esposa quiere hacer realidad.
María José, lleva seis años de novia, tiene 37 años, es alegre, agradable, con una profesión que le permite una posición económica estable. Su compañero según dice ella, es un patán, grosero, maltratador con la palabra y con los gestos de desprecio que con cierta frecuencia recibe de él; comenta que a pesar de todo este panorama desalentador ‘lo adora y que no se ve con otra persona y que a su edad no está para estar buscando otra pareja’.
Dice Juan Carlos Bermejo, en su libro: Estoy en Duelo: “El dolor es el precio que pagamos por el amor”. Sin embargo, es importante pensar que vivir maluco, es muy maluco y que en la mayoría de las ocasiones los síntomas que enrarecen una relación tienden a aumentarse si no se hace nada al respecto. No se puede andar por la vida, trasteando las quejas de un lugar a otro, sin asumir posiciones que permitan avanzar o transformar. El nivel de tolerancia a la frustración se agota cuando se convive y comparte la vida con alguien que tiene el poder inmenso de convertir el acto más simple en un conflicto que no se resuelve, ni aclara y ante el cual se queda con una sensación de cansancio, ansiedad, tristeza y desconcierto, a pesar de que aún brille la esperanza de cambio y de mejoramiento. A propósito: ¿han pronunciado, o escuchado las siguientes frases?: ‘es que él (o ella) me prometió que ahora sí va a cambiar y todo va a volver a ser lo que era antes’
Adriana, lleva unos días sintiéndose mal físicamente, además de tensa y cansada, hace dos días se desmayó en el trabajo, pidió una cita médica y mientras le hacen los exámenes, le mandaron para la casa a descansar y a cuidarse. Su marido está molesto, lleva dos días sin venir a almorzar, y llega tarde en la noche. Adriana confiesa que se percibe sola y maltratada, no se siente acompañada y expresa que posiblemente él está con rabia por su enfermedad y porque no va a la fábrica a ayudarle pues trabajan juntos.
Las interacciones de estas parejas tienen motivaciones para encontrarse emocionalmente alejados, motivos de los que no han hablado y que han sabido mantener sin asumir ninguna posición de afrontamiento, quizás por miedo al rechazo o a un nuevo maltrato; también es que las personas se van acostumbrando a estas actitudes y en no pocas ocasiones a pesar del dolor que producen algunas palabras o gestos, éstos son disculpados: ‘Ah, yo como que estoy exagerando, si yo sé que él es así’.
Hay relaciones que se nutren de la carencia de compañía, del miedo a la soledad, de la inseguridad ante la vida, de la rabia, de la desconfianza, esto significa que no siempre es el afecto el elemento principal, lo que confunde y crea malentendidos y desesperación; algunas personas se aferran a la creencia de que es amor lo que sienten y jamás han pensado en que sus sentires emocionales están más cerca de la dependencia y la necesidad, que del amor.
Finalmente vivir una relación en estas condiciones y con la que no se está a gusto, ni feliz tiene un alto costo emocional y pone en riesgo la salud mental de las personas implicadas en esta experiencia.
*Psicóloga
Profesora Titular Universidad de Manizales
fannybernalorozco@hotmail.com
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