Un rector humanista
Señor Director:
En medio de la crisis de la universidad pública, señalada desde hace mucho por expertos quienes vienen insistiendo en la pérdida de su propia hegemonía respecto de otras entidades productoras de conocimiento científico, al igual que hablan del ocaso de su legitimidad y de su institucionalidad frente a ciertos criterios gubernamentales que hacen todo lo posible por reducir su autonomía en todos los niveles, en medio de todo esto, digo, surge la esperanza de la conversación colectiva que resalta que los individualismos insensatos no conducen a nada; en medio de todo este pesimismo universitario aparece una voz que no acepta el destino de la sumisión y de un camino prefabricado. Una voz que dice que hay un renacer humanista que tendrá como su eje transformador una “construcción colectiva del pensamiento crítico” y una “reivindicación social de lo público.”
Tal fue la voz que decidió escuchar un buen número de votantes, y que el Consejo Superior con su acertada decisión optó por confiarle a Felipe César Londoño López los destinos de la Universidad de Caldas. Su propuesta de gobierno, planteada desde el humanismo, la producción de conocimiento útil y el estímulo de una sociedad de excelencia académica, muestra un camino por el cual debe continuar trasegando la historia de una Institución que se ha convertido, a sus 72 años, en uno de los mayores patrimonios de la región caldense.
Adquiere, entonces, el nuevo Rector un compromiso ya no de llevar a la Universidad de Caldas por la senda de la internacionalización, sino de dirigirla hacia la mundialización cabalgando sobre la pluralidad que permite construir una sociedad desde la diferencia, sustentada en la racionalidad que debe imperar sobre todo en los momentos de mayor conflicto, y en la búsqueda y sostenibilidad del horizonte ético y político que emana de la sociedad misma.
Aspiro que, sino los 42 mil egresados que tiene la Universidad, por lo menos los mil 972 que finalmente votamos (de los 6 mil 700 que respondimos el llamado de la Oficina de egresados para participar en la consulta), fortalezcamos y consolidemos el estamento de egresados, que no existe. En este sentido, y como una de las primeras acciones conjuntas que podríamos realizar, tendría que ver con apoyar el programa de gobierno del nuevo rector; deseando, además, que su idea de un rectorado, la acompañe la materialización de nuevas visiones que oxigenen a la Universidad.
Creo que todos nos debemos dar esta oportunidad, más aún si pensamos en la intencionalidad del señor Rector, Felipe César, expuesta desde el humanismo como premisa fundamental de donde surgirían y se sostendrían los ideales colectivos sobre la vehemencia de los intereses particulares.
Guardo, por supuesto, la esperanza de que ahora sí con el nuevo Rector, los egresados no sigamos siendo llamados solo para épocas de elecciones o para “mostrarnos” cuando hay visita de pares destinada para procesos de acreditación. Creo que, como lo dice el marroquí Jamil Salmi, coordinador para la Educación Superior en el Banco Mundial, los egresados somos el principal fruto del trabajo académico, máxime si reconocemos que muchos están en posiciones de influencia o de autoridad, que bien podrían ser muy útiles para la Universidad y el sostenimiento de su institucionalidad.
Luis Ospina Carvajal
Egresado Universidad de Caldas
Representante ante el Consejo de facultad de Artes y Humanidades
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