Las leyes se hacen pero no se cumplen - guerra a la deforestación
Señor Director:
Cada día presenciamos el “crimen” contra la naturaleza.
No obstante las normas y las leyes, los funcionarios públicos son cómplices y alcahuetes.
El urbanismo de las ciudades lleva a la deforestación.
Se impone la ganancia, el interés particular; en una palabra, gobierna el egoísmo.
Cuando se fundaron los pueblos, nuestros antepasados pensaron más en la conservación del agua y del árbol.
El mejor ejemplo lo tenemos en Manizales con la Sociedad de Mejoras Públicas, la cual se constituyó en vigía de estos elementos productores del oxígeno.
Esta gran Sociedad, por muchos años fue la gestora de avenidas y parques llenos de árboles y jardines lo mismo que de la conservación de las cuencas y bosques, fuentes de agua. Con el tiempo tomó las riendas de esta bella y necesaria campaña el Municipio.
Pero, ¿qué nos ha traído el urbanismo actual?
Tragedia y muerte ante la carencia del agua y del oxígeno y ante los derrumbes de las vías y conglomerados populares.
Si han llegado todas estas tragedias es debido al mal trato de la naturaleza.
- No se han respetado los páramos, los bosques y las montañas. Y en el corazón de la ciudad se cometió un acto digno de rechazo y condena al destruir un bello guadual que adorna un sector de Palermo, propiamente en la alta Camelia.
Allí había una quinta de una familia adinerada que vivía orgullosa de su propiedad y nos daba fuera del ornato el oxígeno y el aire puro.
Sin embargo pudo más el dinero que el bienestar de la comunidad.
¡Más cemento, menos aire; mayor contaminación y menos vida!
Continúan las normas y leyes como letra muerta y la burla a la comunidad frente a las autoridades cómplices.
Así vamos con este urbanismo devorador del constructor que soborna y con el representante de la ley que merecería la cárcel en otros países.
Si miramos el Alto del Perro y sus laderas alrededor de la avenida Alberto Mendoza, que se llenó de torres y conjuntos, es un atentado a la vida y a la salud.
Esto lo decimos en base a los escritos y estudios de los geólogos conocedores del suelo.
Y si a este hecho agregamos que la región de La Aurora, donde tenemos la reserva del Río Blanco proveedora del 33% del agua de Manizales en buena parte, que comprende 12 hectáreas de bosque nativo, va a ser invadida por el urbanismo.
Pues bien, resulta que una de las construcciones más grandes de la ciudad, tiene el proyecto de 8.000 viviendas en tres etapas.
¿No es un atentado por contaminar las aguas que nos están sustentando a todos los ciudadanos de Manizales?
Sin embargo, el proyecto ya tiene el visto bueno de las autoridades municipales.
Lo menos que podemos decir es que es un atentado a la salud nuestra.
El programa radial en Todelar del periodista Darío Sanín nos ha alertado.
Debemos todos de acompañarlo para que este atentado no se lleve a cabo.
Ernesto Quintero Gil
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