Memoria colectiva
Señor Director:
La memoria colectiva de los pueblos o la mirada vidente de escritores, poetas, músicos, artistas y de los protagonistas de la vida, han expresado por siglos la preocupación por la destrucción del planeta y la interpretación de los símbolos culturales de nuestra civilización.
Resulta una tarea mayúscula dentro de todo ese proceso de recuperar la memoria, sino entendemos la lectura de la vida. David Cooper, anuncia que la familia ha muerto; Manuel Delgado, habla de las máscaras de la sociedad; un alemán, nos demuestra que “la escuela ha muerto”.
Para tratar de controlar los problemas, se anuncian leyes y multas, códigos de convivencia, que hasta el presente, lo único que dejan es coercitividad, que por cierto, nada depara para la transformación humana y mucho menos para un comportamiento humano con sentido común.
¿Qué hacer? En cuanto a sociedad, hay que refundar las organizaciones sociales, que tengan sentido ético y responsabilidad propia de derechos y deberes que debe cumplir, antes de someterse a la infame tarea de la mendicidad y la indignidad. En cuanto a la familia, es buscar el sentido de comprensión y armonía entre los conformantes de esa célula privada, para que su tejido sea fuerte y constituya principios morales, sólidos, en donde el respeto tenga firmeza. En relación a la enseñanza, hay que refundarla porque no hay credibilidad en lo que se enseña y la realidad de la vida; allí lo que se vive es una relación de una práctica de enseñanza obligada, un compromiso de enseñar algo y un sueldo para ganar. Se carece de amor por lo que se enseña. De otra parte, el estudiante está desfasado, no cumple con su deber de aprender y aprehender, de respetar al maestro, de saber discutir y disentir. En consecuencia esas relaciones tanto de sociedad, familia y educación, están, no solo dispersas, sino mal concebidas. Los planes de desarrollo que tienen mucho que ver en todo esto, deben de crear una sinergia en todos estos temas para producir proyectos de vida interactuante y comprensiva.
Enrique Arbeláez Mutis
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