In Memorian, Luz Marina Zuluaga

La muerte, es un ser impertinente que llega furtiva en medio de la oscuridad de la noche, para desaparecer la vida a la cual normalmente nos apegamos los humanos. Parece estar predestinada para hacer llorar, para traer luto, para inexorablemente desaparecer a los seres humanos sin ninguna consideración y en el momento más inoportuno.Cuando el vuelo parece más veloz, cuando tenemos una excelente amistad con la vida, cuando más motivos hay para vivir, llega sin que nadie la llame,entra sin pedir permiso,y sin ningún escrúpulo arrasa con la vida imponiéndose con la ternura silente de quien no quisiera hacer daño,pero le toca hacerlo como designio de su abstracta naturaleza y su compromiso con el mundo fantástico y misterioso del más allá. Con estupefacta emoción, hemos tenido que aceptar cómo la muerte sigilosamente llegó por nuestro patrimonio afectivo y símbolo de nuestra ciudad llevándose a nuestro icono, LUZ MARINA ZULUAGA, quien internacionalizó el nombre glorioso de nuestro terruño con algo tan nuestro, como es la belleza integral. “Se le ha muerto a la escala musical un sonido “ Parece un verso premonitorio, escrito en el tiempo en forma metafórica para preludiar aquellos sucesos que impactan cuando algunos seres humanos en particular han escrito una historia que no parece tan común como la mayoría de los humanos comunes y corrientes, sin dejar de ser también “ importantes”.

Se le ha muerto el corazón a Manizales. Un corazón construido con cálidos sentimientos de amor y gratitud. Un corazón tejido con destellos de donosidad, para forjar un alma generosa que brilló en el firmamento con el esplendor de la belleza capaz de iluminar la tierra. Una imagen plasmada con la generosidad de una raza agradecida que supo valorar con sentimientos de nobleza lo que fue y será una rosa que adornó nuestra ciudad con pétalos inmarcesibles de hidalguez .

Ninguna “ paz en su tumba.”. Fue un  personaje, que pervivirá  en la memoria afectiva de cada uno de nosotros, convertidos en altares vivos de perenne reconocimiento como homenaje  a su carismática historia.

Vivió para este mundo un solo instante, vivió para su gloria demasiado.