El escritor antioqueño Jorge Franco fue galardonado ayer con el XVII Premio Alfaguara de Novela por la obra El mundo de afuera. Este reconocimiento está dotado con $390 millones, una escultura de Martín Chirino y la publicación simultánea en 19 países de habla hispana.
En esta convocatoria se recibió un total de 872 manuscritos, lo que la convierte en la edición con más participación en la historia de este premio. De ellos, 381 se recibieron en España, 120 en Argentina, 109 en México, 54 en Colombia, 36 en Venezuela, 37 en Estados Unidos, 35 en Chile, 23 en Costa Rica, Panamá y Nicaragua, 21 en Perú, 12 en Guatemala y Honduras, 10 en Bolivia, 10 también en Ecuador, nueve en Uruguay, seis en República Dominicana, cinco en Paraguay, tres en Puerto Rico y uno en El Salvador.
El jurado estuvo presidido por la escritora colombiana Laura Restrepo y formaron parte Sergio Vila-Sanjuán, Ignacio Martínez de Pisón, Ana Cañellas, Nelleke Geel y Pilar Reyes, esta última con voz, pero sin voto.
"La genialidad de esta novela, destacó Restrepo, es que mezcla de manera magistral el humor, un secuestro y la realidad colombiana. Es un relato con visos de hiperrealismo que deriva hacia el surrealismo".
El ganador
Cuatro años ha tardado, según confiesa Franco en escribir esta novela, a partir de una vieja historia de su infancia, ocurrida cuando Medellín era una tranquila ciudad de provincias, antes, por tanto, de que resultara invadida por la violencia del narcotráfico.
"Me he tomado muchas licencias para crear la historia que narro en la novela. El secuestro fue real y acabó con la muerte del secuestrado, pero a mi imaginación pertenece la relación entre los personajes y la atmósfera que he creado en el libro", dice el escritor.
Franco señala que la novela refleja un Medellín idílico, tranquilo, en el que se podía jugar en la calle y que empezó a cambiar a raíz del secuestro que se recrea en la novela.
En la vida real, la familia del escritor era vecina de la de Diego Echevarría, don Diego en la novela, un mecenas que vivía "en un castillo, mezcla de gótico y medieval, que se trasladaba en limusina, la única que había en la ciudad. Tenía un paje como criado y vivía de forma anacrónica", explicó el ganador.
Todo eso "nos llamaba poderosamente la atención. Para los niños, era una aventura ver pasar a don Diego en su carro, o verlo en su jardín tomando el té", rememora.
"De pronto, se produjo su secuestro, y al ser la víctima un personaje tan conocido, eso conmocionó a toda la ciudad", explica Franco, antes de subrayar que esa violencia criminal "se venía fraguando lentamente, y la prueba es que a los cuatro o cinco años de ese secuestro, el narcotráfico entró con mucha fuerza en la capital de Antioquia".
"Fue el punto de quiebra que vivió Medellín", dice este escritor que, desde su infancia, ha logrado aunar su pasión por la literatura y el cine.
Ficción y realidad
El don Diego de la vida real era un personaje "muy querido porque dedicó su vida a la cultura y a promover obras sociales; ver que fue secuestrado fue muy impactante", insistió Franco.
"La palabra secuestro en aquella época nos dejaba perplejos y nos mortificaba. Infortunadamente, esa palabra luego se volvió un lugar común en Medellín. Costó mucho tiempo erradicarla. Fue el delito que más agobió a la ciudad a finales de los setenta y en los ochenta", señala el autor de Rosario Tijeras.
La ciudad hizo "un gran esfuerzo para erradicar la violencia y el secuestro", afirma el premiado. "Hoy en día Medellín presenta una cara mucho más amable, aunque hay todavía muchos problemas por resolver".
Diego Echevarría era pariente de la familia política del escritor, y, gracias a ello, pudo "obtener mucha información para narrar la historia".
Ya a la ficción pertenece la obsesión enfermiza que tiene el secuestrador, "el Mono", por la hija de don Diego. "La quiere para él y de ahí surge la idea del secuestro".
En la novela también se modifica lo que le pasó en realidad a la hija de Don Diego, que murió muy joven y "eso fue un golpe fatal" para los padres. Esa tragedia ha llevado a Franco a imaginarse al personaje "entregado a la tristeza y al dolor, porque poco espera de la vida".
Nacido en 1962, Franco hizo estudios de literatura en la Universidad Javeriana y de cine en The London International Film School. Es autor de novelas como Rosario Tijeras, Premio Internacional de Novela Hammett 2000, traducida a 15 idiomas y llevada al cine y a la televisión, y de Paraíso Travel, cuya adaptación cinematográfica está entre las películas más taquilleras del cine colombiano.
Hasta hoy, han recibido este galardón los autores Eliseo Alberto, Sergio Ramírez, Manuel Vicent, Clara Sánchez, Elena Poniatowska, Tomás Eloy Martínez, Xavier Velasco, Laura Restrepo (Colombia), Graciela Montes y Ema Wolf, Santiago Roncagliolo, Luis Leante, Antonio Orlando Rodríguez, Andrés Neuman, Hernán Rivera Letelier, Juan Gabriel Vásquez (Colombia) , Leopoldo Brizuela y José Ovejero.
El escritor antioqueño Jorge Franco participó en abril del 2011 en el XVII Congreso de Literatura organizado por el Colegio Granadino. El tema central del evento fue El cine en la literatura. Acá un fragmento de la entrevista que le concedió a LA PATRIA.
- ¿Qué se debe tener para ser un escritor?
En este oficio hay un requisito, y es el de ser un buen lector. Uno con un bagaje bueno de lectura da ese salto a la escritura, es tal vez el único requisito que se necesita. Hay que armarse de mucha disciplina, obstinación y paciencia.
- ¿Qué tan disciplinado y obstinado es?
Creo en el hábito diario de escribir, lo hago de lunes a viernes, después del almuerzo. Y muy obstinado porque siempre me siento al frente del computador, a veces pasa mucho, otras veces no pasa nada.
- ¿En qué momento se dio cuenta que quería ser escritor?
Cuando entendí que no podía vivir sin hacerlo. La decisión difícil fue dejarlo todo por la escritura, aunque me di cuenta que lo que estaba haciendo tenía eco, gustaba. Había quedado finalista en algunos premios de literatura y fue muy importante el apoyo económico y moral de mi familia.
- ¿Qué le gusta leer?
Leo de todo. En la mañana periódicos, en las noches libros, a veces por gusto, otras veces por obligación puede ser algo que me puede servir para lo que estoy escribiendo.
- ¿Qué tanto hay de realidad y de ficción en sus novelas?
Hay más de ficción que de realidad. Santa suerte, que fue mi última novela, es 90% ficción, Paraíso Travel al igual que Rosario Tijeras, tienen un 70% de ficción. Siempre le apuesto mucho más a la ficción porque creo que ese es el gran propósito de la literatura, para contar la realidad existe el periodismo.
- ¿Cuál ha sido su más mala noche?
Han sido muchas (risas), no soy un hombre de buen dormir, soy trasnochador, me cuesta madrugar, entonces son bastantes, pero creo que son las noches de espera, cuando estas esperando que el día siguiente
te resuelva algo.
- ¿El melodrama de su vida?
Todas mis historias amorosas han sido un melodrama completo, todas juntas (risas).
- ¿De su generación que escritores destaca?
Hay muchos, Fernando Vallejo, Tomás González, que se lee poco, Mario Mendoza, Santiago Gamboa y Ricardo Silva.
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