Atacante y víctima llegaron casi a la par, en la madrugada del pasado 17 de enero, a la estación de Policía de Supía. Primero arribó Adrián Pablo Monsalve Zapata, con olor a trago, un poco exaltado, con una navaja manchada de sangre humana en su mano y vociferando que lo iban a atacar. Detrás apareció Jorge Alberto Trejos Londoño, sin camisa, con una herida en el hombro, quien acusó a Adrián Pablo de ser su agresor.

Al herido lo llevaron al hospital San Lorenzo, donde minutos después falleció. El atacante quedó detenido, pues reconoció la autoría del crimen que, según dijo, cometió en defensa propia. La semana pasada, el Juzgado Penal del Circuito de Riosucio lo condenó a cinco años, siete meses y 10 días de prisión por homicidio preterintencional.

La captura se legalizó ante el Juzgado Segundo Promiscuo Municipal de Riosucio en función de control de garantías, se le comunicaron cargos por homicidio simple, pero no aceptó. Lo mandaron para la cárcel. Luego la Fiscalía cambió el delito a homicidio preterintencional. En la audiencia preparatoria aceptó los cargos.

Monsalve Zapata, comerciante de 38 años, nació en Medellín. A su víctima, de 30 años, que era minero en Marmato, lo conocían como la Araña. El ataque se produjo durante una riña en la calle 28 de Supía. Los dos eran amigos, pero en juicio no se dijo por qué discutieron.
"El herido entró a la estación y nos dijo señalando al otro: 'ese man me chuzó con esa navaja'. El acusado expresó que el otro inició el problema y que lo que hizo fue defenderse'", explicó un patrullero en la audiencia.

Al condenado le negaron la suspensión condicional de la ejecución de la pena y la detención domiciliaria.

El dato

El homicidio preterintencional se da cuando el agresor actúa con la intención de provocar lesiones a otra persona, con un medio idóneo para ello, pero finalmente le provoca la muerte.