LA PATRIA |MANIZALES

¿Cómo reaccionaría usted si hoy le dicen que pasará 41 años y ocho meses en la cárcel, pero cinco meses después lo declaran inocente?

Eso les pasó a Henry de Jesús Montes Muriel, conocido como Gato; y a José Albeiro Marín Martínez, llamado el Flaco o Maleficio. En octubre pasado, el Juzgado Penal del Circuito de Aguadas los condenó a 41 años y ocho meses de prisión como coautores del delito de homicidio agravado, por un asesinato en Pácora, en el 2005. Sin embargo, la defensa de los sentenciados apeló ante el Tribunal Superior de Manizales (TSM). Ayer, esta entidad los declaró inocentes.

"Bacano por el pelao. Siquiera ya está en la casa, con la familia", expresó un amigo de Maleficio, internado en la cárcel La Blanca, de la capital de Caldas. Gato evadía a la justicia, pero ahora estará más tranquilo.

Las razones

El TSM, en su sentencia, indicó que las conjeturas de la Fiscalía eran débiles y que el hecho de que los indiciados hubiesen pertenecido al frente Cacique Pipintá, de las Auc en Caldas, no significaba que fueran responsables de esa muerte.

Según el Tribunal, no hubo señalamientos directos. La mamá de la víctima indicó que por la oscuridad no vio a quiénes llegaron ese día a matar a su hijo. Solo escuchó que un paramilitar llamó a otro por el apodo de Gato, lo que no significa que se trate del mismo Montes Muriel. A el Flaco lo señalaron exintegrantes del grupo.

Por último, manifestó que no es suficiente con que una persona señale con el dedo índice a otra para declarar la responsabilidad. Esta debe ser evidente.

El asesinato

El crimen del que sindicaban a Gato y Maleficio ocurrió en la madrugada del domingo 20 de enero del 2005, cuando mataron a Jesús Abelardo Pérez Sánchez, conocido como Plaga en ese municipio.

Al celular de alias Jhon, integrante del bloque Cacique Pipintá, de las Auc, entró una llamada. Al otro lado de la línea estaba alias Alberto Guerrero, que ordenó el asesinato de Plaga. Al menos 10 hombres de ese grupo viajaron hasta Pácora y cumplieron su cometido en la madrugada del día siguiente. No solo le dispararon, sino que lo degollaron.