LA PATRIA | MANIZALES
Al sargento jefe Jairo Hernán Arango Ruiz, de 49 años, natural de Marquetalia, lo recuerdan como un hombre que le entregó su vida a la Policía, un uniformado que amaba a su patria, un excelente esposo e hijo.
Al caldense lo sepultaron ayer en Dosquebradas, donde vivía. Murió durante el puente festivo en el municipio risaraldense, debido a un accidente casero.
El uniformado heredó de su padre el amor por la ebanistería. En la tarde del sábado realizaba unos trabajos de carpintería en el primer piso de su casa, ubicada en el barrio La Pradera, del municipio industrial. Usó una herramienta eléctrica para darle un acabado a la madera, pero al parecer se originó un corto y el aparato soltó una descarga que lo electrocutó y lo mató.
Los familiares alcanzaron a sentir un olor a quemado y corrieron para ver qué pasaba. Lo encontraron tendido en el suelo. Un hermano lo trasladó hasta el hospital Santa Mónica, donde llegó sin signos vitales.
Allegados manifestaron que aunque estaba activo en la Policía, tenía una incapacidad, esperaba la pensión para retirarse de la institución y dedicarse a su esposa y sus tres hijos.
Su proyecto de vida era montar un restaurante, un taller de ebanistería y viajar con su familia. "Excelente hombre, amoroso, emprendedor, amplio, amable", dijo una hija.
Arango Ruiz llevaba 23 años, 8 meses y 20 días en la Policía, laboraba en el grupo de antinarcóticos de Bogotá, trabajó en el hospital de la Policía en la capital, en la Dirección General, en las olimpiadas de los liberados, en la vigilancia y fue comandante en las estaciones de Chía, Soacha, Tenjo y otros municipios. De igual manera hizo un curso de instructores en Estados Unidos y tenía título de educador físico.
Tenía seis hermanos, quienes residen en Pereira. Hace 10 meses estaba radicado en Dosquebradas con su esposa, Sandra Milena Rodríguez, con quien ajustó 13 años de matrimonio.
El contacto con una corriente eléctrica puede tener peores consecuencias que el típico corrientazo que todos sufren: desde graves quemaduras, hasta un paro cardiorrespiratorio. Las consecuencias dependerán de la intensidad de la corriente y del tiempo de exposición a la misma.
Si hay una persona adherida a un cable de alta tensión, no intente retirarla ni tocarla. Para separarla del cable hay que cortar antes la electricidad. Si puede, desconecte de inmediato la corriente o retire los cables, ayudándose de un palo de madera.
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