Elizabeth R. Rojas
LA PATRIA | Manizales
A Santiago le encantaba ver televisión en las tardes, después de llegar de su colegio. Se sentaba, cuando terminaba con sus responsabilidades académicas, hasta llegar la noche.
Para su madre, el comportamiento del adolescente era anormal. Lo que sí se le hizo extraño, es que mientras su hijo veía la programación no paraba de manipular elementos delgados y finos con los que se retiraba la cutícula; también jugaba con sus uñas.
Cierto día a Santiago se le fue la mano y al comerse una uña que consideró muy larga, esta se le fue hasta la parte media. El dolor y el sangrado no se hicieron esperar, por lo que su progenitora lo llevó al centro de salud más cercano.
Al adolescente lo atendieron y regresó a su casa con medicamentos para tratar el dolor en el índice de la mano derecha. Sin embargo, con el paso de los días el dedo se le hinchó y tomó una coloración rojiza. Él se seguía quejándose y la madre no tuvo más que llevarlo al médico.
Cuando se le valoró, el galeno le indicó a la progenitora que el dedo estaba infectado y que si no se le trataba con antibióticos (fármacos que combaten las poblaciones bacterianas), podría perder por completo la uña. Cuando se recuperó, le sugirió ocuparlo en otras actividades y estar pendiente de su comportamiento obsesivo con sus manos.
Conductas
Esa compulsión de Santiago, de quitarse las uñas y comérselas, se conoce como onicofagia. Casi siempre tiene relación con las manos, pero hay personas que también buscan comerse las uñas de los pies. Se manifiesta en hombres y mujeres en distintas edades y deja lesiones dentales y físicas irreversibles.
Orbeth Ernesto Ramírez Orozco, especialista en medicina familiar, habló de lo que le ocasiona al organismo este comportamiento. El profesional también especificó las generalidades de la tricotilomanía, la tricofagia y de la mucofagia.
"Todo lo que haga referencia a comer termina en fagia y todo lo que sea arrancarse, jugar o tener otras conductas repetitivas es una manía. Existen otro tipo de ingestiones, que no son de la parte corporal, que se conoce como pica. Está la geofagia (comer tierra), el comer madera y el comer cal (lo hacen algunas embarazadas), etc", contó.
De estas conductas, Ramírez Orozco especificó:
Sobre cabello y vellosidades
"Hay que diferenciar la tricotilomanía y la tricofagia. Lo primero hace referencia al arrancarse el cabello y otras vellosidades del cuerpo; lo segundo, es la ingesta compulsiva del cabello y está asociada con la tricotilomanía. Lo anterior devela estados de ansiedad y un bajo control de impulsos", subrayó el galeno.
Ramírez Orozco mencionó que el arrancarse los cabellos y otras vellosidades genitales, axilares y demás, puede producir infecciones y cicatrices. Puntualizó que sobre estas no vuelve a crecer cabello, por ejemplo, si se afectó el folículo.
"Con la ingestión del cabello, se pueden producir un bezoar, bola de pelo que obstruye los intestinos y que suele no pasar de ahí. Da lugar, cuando es de gran tamaño, a un tratamiento especial y a un procedimiento quirúrgico en la cavidad abdominal", explicó.
El médico indicó que estos problemas suelen ser manifestaciones claras de ansiedad, una condición estrechamente relacionada a la depresión. Sugirió estar muy vigilantes de los comportamientos de los niños, niñas y adolescentes y hasta de los adultos para ayudarlos.
"La primera ayuda está en la familia, esta siempre será el núcleo de atención básica. Igual es válido buscar apoyo en el médico, psicólogo o terapeuta. El profesional que valore deberá terminar el tratamiento por seguir. No se debe temer comunicar la manía que se tenga", resaltó.
Las mucosidades no son un juego
A las secreciones corporales que recubren las membranas mucosas se les conoce como mucosidades. Aquí cuentan los mocos, las lagañas, el cerumen, etc.
"Las mucosidades se producen, sobre todo, en toda nuestra vía respiratoria. En la cavidad nasal, los mocos actúan como barrera de defensa y se forman por la micro condensación de as partículas que son absorbidas por las vellosidades", añadió.
Ramírez Orozco explicó que son un filtro para impedir que las partículas contaminadas lleguen a los pulmones. Dijo que si ya el cuerpo ha hecho la barrera para que esto no entre, es ilógico que hagamos que estas mucosidades lleguen por vía oral.
"Esto nos lleva a ingerir microorganismos extraños y si valoramos, de eso la parte social no es la mejor. La interrelación social, con una práctica como esta, puede producir problemas en la autoestima de una persona. Sufren de un gran señalamiento social. Es más frecuente en niños, pero también se ve en adultos".
El galeno explicó que igual sucede con el cerumen, el cual es protector para las estructuras más internas de los oidos. Resaltó que lo que hay en él es lo que no debe ingresar a nuestro organismo.
"Una bacteria común de los mocos es el estafilococo (Staphylococcus). Este microorganismo da lugar a infecciones respiratorias e intestinales. Los niños juegan con ellos, hacen 'bolitas' y se los comen. Los padres tienen que vigilar eso", reveló.
Cuando se ataca a los dedos
El arrancarse y comerse las uñas y sus estructuras asociadas (cutícula o uñeros), lo que se distingue como onicofagia, también está relacionado con el manejo de la ansiedad.
"Bajo las uñas se albergan bacterias que llegan a ellas por las múltiples actividades que realizamos con las manos. Una es la limpieza de nuestra área genital, que si tenemos un microorganismo nos podemos reinfectar", puntualizó Ramírez Orozco.
El médico dijo que las lesiones alrededor de los dedos, cuando son demasiado serias, pueden albergar pus, un líquido espeso que se forma en los tejidos infectados o inflamados, por el que se requiere tratamiento farmacológico. Son zonas que, inevitablemente, tienen que ser drenadas, lo que suele ser muy doloroso.
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