Le quedan solo dos semanas al mecanismo de fast track para lograr la implementación de los acuerdos de paz con las Farc, y falta todavía mucho terreno para que se pueda dar por terminada en forma satisfactoria esa importante tarea. En las semanas recientes el país ha visto episodios vergonzosos en el Congreso de la República, donde sectores del Partido Conservador, Cambio Radical y hasta del Partido de la U se oponen a puntos de los acuerdos que ya habían apoyado en el pasado, pero que ahora no les satisface haciendo pensar que en el fondo lo que quieren es presionar al Gobierno para obtener algo más a cambio.
La Ley Estatutaria de Justicia Especial para la Paz (JEP) sigue enredada, pese a que la semana pasada se lograron importantes acuerdos para que los exguerrilleros de las Farc solo puedan acceder a cargos de elección popular después de comparecer ante la JEP. No obstante, todavía hay quienes ponen palos en la rueda, con argumentos que se caen de su peso y que solo buscan impedir que se supere de manera definitiva el conflicto armado en el país. Se necesita que esta semana no siga el ausentismo y la deserción en momentos clave de las votaciones como viene ocurriendo de manera infortunada.
Está bien que se avance en algunos aspectos de la reforma política, pese a no ser la gran reforma que debió ser, y que se hayan aprobado las 16 circunscripciones especiales de paz con la garantía de quedarán en manos de las víctimas. También es muy positivo que se haya conformado la Comisión de la Verdad que tendrá la tarea vital de estudiar los orígenes del conflicto armado en Colombia y esclarecer todos los hechos de violencia desde mediados del siglo pasado, pero la recta final de la implementación de los acuerdos de paz sigue siendo azarosa y todavía con final incierto.
En medio de tal realidad, esta semana el alto consejero para el posconflicto, Rafael Pardo, asistirá a la sesión especial de la Comisión de las Naciones Unidas de Apoyo a la Consolidación de la Paz en Colombia que se realiza en Nueva York, con la presencia de unos 33 embajadores de países miembros. Allí deberá exponer los avances logrados hasta el momento tras la firma de los acuerdos con las Farc y los retos a los que se enfrenta el país en materia de seguridad. La verdad es que hay muchas cosas en las que se han logrado avances significativos, pero hay puntos como el de la JEP que podrían hacer que todo se dañe.
Ahora bien, el hecho de que la Unión Europea haya sacado a las Farc de su lista de agrupaciones terroristas es un logro de gran peso que tiene que llevar a sus miembros a mantenerse firmes en la voluntad de buscar espacios políticos y desechar para siempre el regreso a la violencia. Puede ser que sus deseos de empezar a hacer política desde ya con la ambición de ir conquistando espacios de poder tengan que ser aplazados, pero el balance para ellos y para el país es muy positivo. Los muertos en la guerra contra la subversión han bajado de manera ostensible y los demás factores que contribuyen a la inseguridad en el país vienen siendo enfrentados.
Las dos semanas que vienen son definitivas para la implementación, pero los desafíos futuros son mayúsculos. Lo fundamental es mantener en ascenso la erradicación de los cultivos ilícitos, atender de mejor manera los viejos problemas de abandono de alejadas y amplias zonas del territorio nacional, enfrentar con determinación a las bandas criminales dedicadas a la minería ilegal, el narcotráfico y demás delitos que buscan desestabilizar al país, y evitar que sigan siendo asesinados líderes sociales con los que enemigos de la paz pretenden que se vuelva a encender la guerra.
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