Fecha Publicación - Hora

A falta de 14 días para que se termine el año, hasta ayer los muertos en accidentes de tránsito en Manizales eran 47, la misma cantidad que se presentó en la ciudad en todo el 2017. El mayor número corresponde a peatones (22), los más vulnerables, y a motociclistas (20). La suma se completa con 3 ciclistas y con 2 pasajeros. Aunque para la Secretaría de Tránsito es noticia positiva que en todo el Eje Cafetero esta capital es en donde menos muertes se presentan, considera que le afecta la cantidad de decesos que se producen en la zona rural (19 este año) o que la ciudadanía no hace caso a las campañas que se hacen, un informe publicado por LA PATRIA el pasado domingo muestra que aún hay espacio para hacer mucho más e impedir que esta cifra siga creciendo y que sea posible revertirla.
Parte del problema, identificado por expertos, es que falta el liderazgo de la Administración Municipal para hacer campañas que impacten en el cambio de actitud de conductores, motociclistas, ciclistas y peatones, lo que debe estar acompañado de sanciones para los infractores. Al preguntarle al secretario qué campañas se han hecho desde que es funcionario, mezcla estas con estrategias y con políticas públicas de formación, todas con mensajes distintos y con notoria falta de coherencia. La mayoría trata de mensajes por cortos periodos sin dar lugar a que los actores viales las aprehendan.
Un recorrido por puntos críticos, identificados por la misma Secretaría con base en la cantidad de accidentes que se registran en ellos, da cuenta de la cantidad de normas que se pueden violar en cada uno, tanto de quienes van al volante como de los peatones, pero también en la mayoría de los sitios faltan acciones o se demoran en ser tomadas. La cantidad de hitos y llamados salvavidas en la vía no puede tenerse como única solución. De hecho, en muchos sitios, sobre todo en los de más tráfico, en donde más se necesitan, se caen y lo que queda son unos taches en el suelo que terminan siendo más riesgosos porque estrechan la vía. A veces solo quedan tornillos, un riesgo para las gomas de los carros. Aunque la Secretaría intenta remplazar los que se van dañando, no alcanza a ser eficiente para lograrlo y lo que queda allí son elementos que afean la ciudad y en algunos sitios puntuales se tornan hasta peligrosos.
Como si fuera poco, es evidente que falta liderazgo desde la Administración central para asumir esta situación como un problema de salud pública. Hay que tener en cuenta que ciudades como Bogotá y Medellín, mucho más grandes, han logrado reducir la cifra de muertos en las vías. Cómo no lo va a poder lograr nuestra ciudad. Llaman la atención los expertos de la necesidad de tener en cuenta a los peatones en una ciudad en donde más del 20 por ciento de los ciudadanos se desplaza a pie, en donde la población envejece muy por encima de la media nacional y en donde se promueve el uso de la bicicleta.

Por eso se recomienda que en las obras civiles se tenga en cuenta esta realidad, porque como lo menciona alguien, construir para la velocidad es construir para la muerte. Hay mucho por hacer y es obvio que las medidas nos corresponden a todos, pero no por eso se puede pretender que la cultura ciudadana crece por generación espontánea. Es hora de corregir, porque estamos arriesgando la calidad de vida de la que tanto nos ufanamos.