El académico de fecunda trayectoria Jorge Valencia Jaramillo -el paisa que en sus tiempos ministeriales puso a marchar como un relojito el otrora famoso Pacto Andino- acaba de hacer un llamativo paralelo entre el homo sapiens y el homo celularis, al recibir la distinción José Félix de Restrepo que le otorgó merecidamente la Universidad de Antioquia como Egresado sobresaliente de su carrera de economía.
El registro de esta interesante exposición del destacado hombre público y poeta, por añadidura, lo trae, en afortunado resumen, el periódico Alma Mater y se enfoca hacia la revolución computarizada que experimenta el mundo en los prolegómenos del siglo XXI con el fabuloso binomio que conforman don Internet y don Google, los reyes del ciberespacio, con el apoyo de doña Wikipedia.
En el párrafo de entrada de su exposición dijo el doctor Valencia: “Llegó el hombre a la luna, aparecieron los computadores, esa verdadera maravilla tecnológica, tanto que este planeta es otro desde entonces, apareció después otro avance científico que no sé si calificar como uno de los más grandes que ha vivido la humanidad en toda su historia, el Internet, la Red, como se llama genéricamente, y al fin los hombres pudieron estar cerca, muy cerca, los unos de los otros, informarse, tener a la mano, casi todo el conocimiento del mundo”.
Y señaló a renglón seguido el exalcalde de Medellín: “Para completar tan extraordinario invento, también surgió -quién lo creyera- un nuevo dios en el firmamento, el dios Google, el que todo lo sabe, el omnisciente, el omnipotente, el que está en todas partes, el que no duerme nunca. Y como uno de sus hijos en esta mitología de nuevo cuño, apareció Wikipedia, nada menos, la que acabó con mis amadas enciclopedias, la que se reinventa a cada segundo, la que es la mejor expresión que puede haber de una economía colaborativa. Y después, ya en una verdadera y gigantesca explosión, como un nuevo Big Bang, se inventan miles de aplicaciones maravillosas, sorprendentes hasta no creer, y se crean millones de sitios, y entre todos ellos uno que a mí me divierte mucho, y perdón por la broma, se trata del Rincón del Vago”.
De la magia de los computadores y de las redes sociales imperantes en el mundo, el notable economista pasó a la materia que maneja con gran maestría:
“Y qué pienso ahora, al final de mi vida: la economía de mercado o capitalismo con el que he vivido todos estos años. Que sus resultados han sido de una inmensa variedad, que hoy tenemos países ricos y sociedades prósperas, que ha habido un crecimiento mundial de la clase media, pero que hay, igualmente, una dura presencia de pobreza en muchas naciones y, entre todas ellas, entre ricos y pobres, a nivel mundial, una gran desigualdad en la riqueza. Que el capitalismo no ha encontrado el camino para reducir esa brecha; que tampoco buscando una solución, ha logrado crear impuestos mundiales; que a pesar de ingentes esfuerzos no ha sido posible acabar con los paraísos fiscales, y para muestra un botón, aquí, muy cerca, con los Panamá Papers, esa colosal vergüenza internacional, y que ahí siguen, pues, esos paraísos y no se sabe hasta cuándo”.
No escaparon del sesudo inventario del exministro la revolución basada en la economía de la información, del Internet, de las redes, el postcapitalismo: la Revolución Industrial 4.0, el internet de las cosas, la robotización, los vehículos sin chofer, las monedas virtuales -el bitcoin- y muchos etcéteras más.
La apostilla: A todo esto agrega el doctor Valencia que el internet nos llevó a la aparición de las redes sociales, medio en el cual cada uno escribe lo que le parece, la mayoría de las veces amparado en el anonimato donde se dan opiniones y escritos con frecuencia de alcantarilla, y que tristemente tal vez ese fenómeno para bien o para mal ya no podrá cambiarse. ¡Verdades de a puño!
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