Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Cerrado el triste capítulo Maturana y finalizado el campeonato con una mano al Bucaramanga que celebró el país es hora de comenzar el proceso de reestructuración en el Once Caldas.
Tan lamentable la temporada que en la reclasificación terminó último -o sea, el peor equipo del año- dando a entender un fracaso monumental desde lo técnico, lo directivo, la asesoría, y por supuesto los dueños.
Pienso distinto a quienes cargan tintas sobre Castrillón y Pineda, responsables por desconocimiento del negocio, poca visibilidad en la ciudad, y porque no delegan y se han dejado llevar de buena fe por comerciantes del fútbol.
Pero el problema va más allá, y toca básicamente la elección del entrenador y la escogencia de jugadores, sin permitir armar y sostener una base, desacierto que obliga a arrancar de ceros cada semestre.
Una pena la clase de futbolistas que están llegando a Manizales, a un club con historia, que cumple, que paga bien y ofrece comodidades, abriendo sospechas sobre esos procederes, e incitando a revisar las razones.
Guillermo suplente por donde pasó, Cañaveral borrado del Junior, Ramírez emergente en el Cúcuta de la B, Hárrison de vuelta rechazado por Millonarios, Muñoz uno más en el Tuluá, o Zapata lleno de imperfecciones técnicas...
Patética la sensación de que hay gente manipulando para beneficio propio, mal llamados dirigentes, sin sentimiento por el Once Caldas, ni por su gente, ni por la región, amangualados con empresarios inescrupulosos.
Y si no es así, igual que se vayan por incompetentes, porque montan grupos de tres pesos, sin un estudio previo, a lo que caiga, al punto de que hace rato José Fernando Cuadrado es la única figura excluyente.
A propósito del arquero, solo faltó a un partido por llamado a la selección, mismo caso del paraguayo Acosta -ausente una vez por sanción- ambos con 1.710 minutos actuados, seguidos por Alcatraz (1.556), Farías (1.452), Dávinson (1.440) y López (1.331).
Que no quiere decir que hayan superado el examen porque fue una campaña con sombras, sin picos altos y sin nombres sobresalientes, tanto así que no hay intransferibles, ni promesas, ni puestos consolidados, ni nada.
Decepcionante Ortega, vergonzoso y ridículo Arango, tibios ‘Alcatraz’, Álvarez y Farías, e irregular Dávinson, lo que sumado a la intrascendencia de Gómez, Murillo, Ortiz, Sinisterra y otros, dan el mapa real de la debacle.
Los dueños son intocables, ni van a vender ni les interesa hacerlo, ni tienen quien les compre, dependiendo de su voluntad e inversión un futuro esperanzador, y ese remezón inaplazable.
Instando entonces a una posición activa por parte de ellos, y de respaldo ciudadano, de gremios, de medios y de aficionados como mecanismos prácticos en este momento que exige mayores acciones que un reclamo, un insulto o una protesta.
‘Unidos somos más’ es la frase con la que se ha intentado fortalecer a La Equidad como club, y que cae de perlas en este Once Caldas, sin duda en un período crítico de su existencia porque en lo deportivo está la supervivencia.
Sobre Hubert Bodhert, buen candidato, sin dejar de observar que nunca ha ganado nada y que está acostumbrado a manejar pobreza. Ojalá no tenga mentalidad conformista.
Y pónganle al ‘panelo’ Valencia como asistente, sabe trabajar divisiones menores y dicen que es un segundo influyente. Eso de estar pidiendo a Herney, a Tito, y no se quien más, carece de sentido cuando urge experiencia para salir de la crisis.
Hasta la próxima…
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