Decía Orlando Sierra que los columnistas debemos decir por quién vamos a votar. En Caldas nos gusta hacerle caso a Sierra como una forma de honrar su memoria. Es por eso que en esta columna voy a contar las razones por las cuales voy a votar en la consulta liberal y por quién lo haré.
Entiendo el liberalismo como esa ideología que considera que el mercado, aunque imperfecto, es la manera más racional de repartir bienes y servicios. Que la garantía de las libertades humanas es la mejor herramienta para alcanzar una sociedad justa y pacífica. Y, que en este sentido, el rol del Estado en los asuntos económicos debe reducirse a corregir las imperfecciones del mercado y en los asuntos políticos a garantizar las libertades humanas. No debe pues, ser el Estado un ente grande, ni burocrático, ni asumir una actitud mesiánica de padre superpoderoso.
El Partido Liberal colombiano ha sido una organización que, evidentemente, no ha sabido difundir, defender y convencer sobre la ideología liberal. En Colombia, en general, el pensamiento político es conservador, somos tan godos que hasta la izquierda lo es. En este contexto, se usa el castrochavismo como amenaza real para hacer política aunque esta sea difícilmente realizable. En las filas del Partido Liberal han militado desde Piedad Córdoba hasta Álvaro Uribe, pasando por Vivian Morales, Sofía Gaviria, Ernesto Samper, Horacio Serpa, Luis Carlos Galán y Jorge Eliécer Gaitán. Todo esto sin adentrarnos en los escándalos de corrupción, parapolítica y otros delitos por los que han sido condenados algunos miembros y líderes del partido.
Se critica la consulta liberal por su alto costo, que esos 40.000 millones de pesos se pueden invertirse en salud, vías, educación. En primer lugar, esos recursos son insuficientes para cualquier inversión pública considerable. Por ejemplo, con esa plata no se solucionan los problemas de cartera de una sola clínica u hospital del país. Pero, sobre todo, la democracia tiene algunos costos implícitos. Los efectos negativos de la debilidad de los partidos políticos, ocasionada por ellos mismos, permite el surgimiento de eventos, realmente caros, como el chavismo y líderes como Trump. El costo de desconocer el rol que juegan los partidos en la democracia es altísimo. Hay muestras en el espectro de la izquierda y de la derecha que no es un camino que se deba recorrer, mientras tanto, un gran número de candidatos presidenciales lanzan sus candidaturas por firmas, un signo de debilidad de la democracia.
Advierto que esta consulta del Partido Liberal es la posibilidad de depurarlo de esos extremos ideológicos que lo han acompañado durante años. Los dos candidatos representan ideas liberales, defienden la paz, los derechos de las víctimas y la posibilidad de contar con ideas políticas que garanticen las libertades de las minorías. En materia económica siento que Cristo es más cercano a las maquinarias y a la burocracia, mal llamada mermelada, y De la Calle a la idea de un Estado pequeño y eficiente que corrija las imperfecciones del mercado. La coyuntura política del país y de los partidos ha permitido que el liberalismo se depure de su ala conservadora, representada hoy en el uribismo y en movimientos religiosos como el de Vivian Morales, pero también que haya tomado distancia de espectros social demócrata y de izquierda, como el samperismo y la línea liderada por Piedad Córdoba; haciendo, pues, del Partido una opción real de centro que tanto necesita el debate político en el país.
Mi voto en la consulta liberal será por Humberto de la Calle, por ser el precandidato presidencial que más me gusta: conocedor de lo público, defensor del mercado, de las libertades humanas, del Estado pequeño y eficiente; buscador de consensos, alejado de las maquinarias, la corrupción y el populismo que ha dominado la política colombiana.
En un país tan polarizado, un Partido Liberal depurado y serio puede convertirse en una alternativa importante para defender las opciones de centro. Esta consulta también representa la posibilidad de fortalecer uno de los partidos tradicionales, en un momento donde las decisiones políticas se toman por encuestas, en las que nadie cree y donde hasta Vargas Lleras decide abandonar a Cambio Radical, eso sí, como es costumbre en él, cuando le conviene.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015