La diversidad es la regla que impera en el análisis de países, regiones, continentes y finalmente entre el occidente y oriente del planeta. Aunque, también es cierto que existen denominadores comunes, unos tratan de emular a otros y los demás rechazan los modelos que se instalan cada determinado tiempo.
La industria, el desarrollo social, los sistemas de gobierno, las libertades, la religión, el idioma, el Producto Interno Bruto, la riqueza de fauna y flora, la música y otras artes, la existencia de un medio ambiente apto para la vida, el turismo, los mares, los vecinos, la cobertura satisfecha de las necesidades básicas, son apenas algunos de los indicadores que permiten clasificar las comunidades, restringidas por diferentes formas de separación.
Determinadas actividades provocan la envidia en otras sociedades que transcurren por caminos que si no son idénticos sí tienen algunas similitudes. Como las comodidades para la vida diaria que van adquiriendo las personas y las cuales le hacen el transcurrir cotidiano más agradable como es el paso de trochas a vías con especificaciones modernas. Igual sucede con la equidad social, la salud, y la educación.
España, la que envió sus descubridores para llegar finalmente a lo que se conoce como América la cual con todas sus grandes diferencias actuales, sigue teniendo lazos válidos entre los territorios conocidos hoy como Iberoamérica.
Las semejanzas y diferencias entre España y Colombia han sido relatadas en extenso. Ahora enseñan los españoles a los colombianos otras maneras de enfrentar las dificultades.
Hace dos años en España Pedro Sánchez salía de la Cámara de Diputados y abandonaba su partido debido a su posición radical frente al partido dominante y al presidente. Lo abandonaron los suyos, quienes adoptaron una línea de colaboración con el gobierno.
El tiempo marcó el regreso del líder y paso a paso reconstruyó su preeminencia. Hace escasos días asumió la Presidencia del gobierno español y ha conformado su gabinete con mayoría de mujeres y todas con una muestra de veteranía política y administrativa, que hace presagiar un buen período antes de las elecciones.
Ha sido un ejemplo de admirar que ante la demostración fehaciente de corrupción, Rajoy debió responder con su cargo ante las denuncias confirmadas mediante sentencia de la justicia. Fue depuesto mediante de una moción mayoritaria en su contra en la Cámara de Diputados.
Funcionaron varias cosas: la justicia, la dignidad política, la unión de fuerzas y el valor civil para aceptar la decisión. La pregunta es, rememorando una canción: ¿Hasta cuándo será ese cuándo? En Colombia, las situaciones de corrupción de quienes desempeñan altos cargos van y vienen y solo pagan la fechoría los mandos intermedios.
Viene luego el nombramiento de un ministro en cultura que tuvo que dimitir al anunciarle que tenía cuenta pendiente con el fisco. Salió como entró, sin alharaca abusiva. Una salida digna para no entorpecer el gobierno. Si le insinuaron la renuncia o lo hizo por propia decisión, pasa a un segundo plano. Lo que se demuestra es la incompatibilidad de su cargo con las cuentas con el Estado.
En Colombia, las incompatibilidades van y vienen, sin la menor autocrítica y todos como si nada ocurriera. Unos por infractores en lo legal y moral, y otros verdaderos adalides de la omisión casi todos conscientemente. Pero el problema va más allá de la esfera estatal, en lo privado es aterrador el fenómeno de lo indeseable porque se adaptaron a: ¡Aquí no pasa nada! Terminan diciendo y creyendo que los demás son mojigatos.
El caso del entrenador de la selección de fútbol española es otra verdadera enseñanza, aunque algunos lo consideraron de decisiones extremas. Las personas pueden aspirar a estar en donde quieran y más si están capacitados para ello. ¡Ni más faltaba! Pero estar al frente de una entidad y emplear el silencio ominoso para tratar de obtener otros empleos es al menos incompatible con su dignidad. Ningún cargo en el país es de obligatoria aceptación sin el beneplácito del aspirante y a todos se puede renunciar con las debidas causas y delimitación de responsabilidades.
Finalmente, un exmiembro de la Casa Real, entra a prisión. ¡Allá se puede, aquí es imposible!
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