En esta semana de pasión de Cristo nunca habíamos tenido una coincidencia igual como la que le ha tocado a la clase política, al presentarse simultáneamente este divino hecho, con las elecciones legislativas cuyos resultados dejaron una gran cantidad de estropeados y un número aún mayor de quemados.
Estábamos preparados para sorpresas con los resultados, pero el maremágnum que continúa deja pequeña cualquier reacción ante unos comicios que desde un principio se veían muy enredados.
Hay que reconocer que la disminución de la violencia en los últimos días por cuenta de las Farc, al haber participado como fuerza política actuante, y la aparente calma que estamos viendo nos abren un pequeño margen de esperanza de que es posible en algún futuro próximo tener la vida tranquila que tanto hemos anhelado.
Se viene la segunda parte de esta tragicomedia, y es el esperar que los crueles malhechores del Eln recapaciten, abandonen sus violentas actuaciones, y dejen vivir a todo un pueblo que tanto ha sufrido por sus crueles procederes.
No va a ser fácil convencerlos de cambiar una forma de vida acostumbrada a mantenerse rodeados de riquezas mal habidas, provenientes de los cultivos de la hierba maldita, cuyas nefastas consecuencias se han regado por todo el mundo invadiendo hasta los países más poderosos de la tierra, con unas autoridades que no han sido capaces de enfrentar con éxito el poder de los cocaleros que día a día incrementan su fortaleza hasta ir convirtiéndose en bandas de bandidos casi invencibles.
Se necesitan rápidos resultados favorables en esta cruenta lucha, pues a escasos 70 días de las elecciones presidenciales, Colombia no puede darse el lujo de realizar un acto democrático ordenado si no nos encontramos en paz para enfrentar con valor a cualquier enemigo que trate de regresarnos al conflicto que teníamos.
Esta semana nos deja un velo muy tenue de sosiego, porque a pesar de que los resultados de las votaciones no han aclarado el ambiente político como sería de desearse, ha menguado estremecimiento que sentimos al escuchar algún nuevo resultado, y podemos decir que hemos dado un ejemplo de democracia a muchos países vecinos cuya situación, tanto política como económica, causa estupor.
Políticamente el país está más polarizado que nunca, sin embargo la reacción de la clase política y del pueblo mismo es digna de admiración, y esperamos ansiosamente que esta tranquilidad se solidifique para llegar a las elecciones presidenciales eligiendo a un verdadero líder, que nos vuelva a unir sólidamente y con quien la paz se convierta en una realidad que nos permita vivir con una merecida tranquilidad.
P.D. Nunca debe confiarse en una mujer que le diga a uno su verdadera edad. Una mujer que le diga a uno eso, es capaz de decirle cualquier cosa.
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