Cierto día una persona muy espiritual me mostró a unos pacifistas agresivos en una marcha por la paz y dijo:
“Es una ironía, pero hay personas que trabajan por la paz y no están en paz consigo y con el universo.
Necesitan aprender que para sembrar paz hay que llevarla en el alma y caminar en el amor”.
¿Eres tú un ser de paz? Ojalá lleves ese hermoso don en tu espíritu, tus palabras y tus acciones.
Jesucristo dijo que los que siembran la paz son hijos de Dios. Lo son y tratan a todos como hermanos.
Trabaja para que la paz no sea una palabra vacía, sino un servicio, una siembra diaria, una tarea constante.
Paz es perdón generoso, entrega desinteresada, justicia con equidad, y amor real, amor genuino, sin engaños.
Paz es derribar los muros de la intolerancia y la desigualdad y construir puentes de unión y fraternidad.
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