Orando están sin saberlo los que a conciencia trabajan la tierra, el hierro y la madera; los que investigan, crean, inventan y fabrican.
Orando están los que consuelan, enseñan y divierten; los que sirven, los que construyen, los que curan.
Orando están sin saberlo los enamorados de su obra, los que se consagran a su oficio con pasión, los que se entregan en cuerpo y alma a su tarea.
Con Dios están los que se empinan sobre las miserias de este mundo para dar vida en abundancia. Constancio C. Vigil.
Según un sabio la persona despierta o iluminada tiene la viva e impresionante sensación de que el universo tal como va, es bueno en su conjunto.
Es una sensación de alivio y libertad, de comunión cósmica y de profunda compasión por todo y por todos. Es sentirse uno con Dios y con el universo.
Cultiva con el amado Padre una constante y hermosa relación de amor, y así tu vida es oración y tu oración es vida.
Haz que sea una fascinante y poderosa realidad lo que decía San Agustín: “Dios mío, tú siempre conmigo y yo siempre contigo”.
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