Las encuestas parecen amañadas. Se contradicen. Las propagandas son manipuladas por quienes las hacen. Estamos en incertidumbre total. Parece tan fácil y predecible el final, pero no lo es. Todavía hay mucha tela para cortar. El esfuerzo intelectual es de bajísimo nivel. Las ideas son ridículamente superficiales. Los problemas reales del país no parecen tener importancia para la mayoría de los candidatos. Se encuentran, se insultan, se burlan, mienten. Son casi todos, con pocas excepciones, los hazmerreír, que con propaganda se disfrazan de candidatos. Simulan ser serios, pero no lo son. Estamos enfrentados a la “renovación” de la clase política. Una renovación que se hace con los repuestos desbarajustados que tenían en el baúl; esos que salen ahora a flote para mostrarnos que este país no tiene dolientes, pero tiene verdugos que le van a producir mucho dolor.
Tenemos entre los candidatos el chacotero, el chirigotero, el cachondo, el bufón, el jocoso y juguetón. No faltan el histrión, el caricato, el arlequín y el comediante. Hay poca gente seria. La mayoría son la representación actualizada de todos los males que hemos tenido en esta nación desde que somos república, convertida en buena parte por ellos, en esa “republiqueta” de la que se burlan y ufanan con cinismo sin par.
Colombia convertida en nido de muchos políticos, raposas que por desgracia hemos dejado nos gobiernen desde que nos liberamos del yugo español, para mantenernos en el subdesarrollo, en la debacle colectiva. Ese es el resultado de la falta de intereses comunes que nos beneficien como nación, dejados atrás por los provechos y ventajas personales de los que se hacen al poder, no para trabajar por el bien común, que sería lo mínimo que podría esperarse de un político decente y recto; expertos en trabajo de orfebres con el que solo consiguen mantener vastas camadas de la población, en la más profunda miseria, la más absurda ignorancia, la más degradante situación de pobreza extrema, de incapacidad para defenderse o trabajar, en un país de élites en el cual los feudos no han desaparecido.
Ahora los tenemos disfrazados de “grandes señores”, enmascarados de gamonales, que manejan a su antojo, sin sonrojarse, sin pudor y sin pena, a toda una población que les sirve como el pilar sobre el cual levantan sus gobiernos de injusticia, desigualdad, tráfico de influencias, corrupción, inmoralidad y “poder”. Un poder que obtienen del “votante” cautivo, para después utilizarlo contra él, incumpliéndole lo que le prometieron, que en eso son expertos, en eso sí tienen “maestrías” de verdad, conseguidas en años de engaño politiquero, filigrana de sofisticada hipocresía en la que son expertos.
Los debates han sido de una calidad que deja mucho qué desear. En Manizales les impidieron el debate abierto porque no pudieron entrar los estudiantes. No era un debate en lato sensu. Fue un debate cerrado, que parecía con mucho, una cena de despedida de alguno de los presentes. Nada nuevo. Una repetición sin fin de los mismos postulados, aprendidos de memoria como si recitaran algún libreto de “culebreros” para engañar incautos.
El otro, organizado por un canal de TV, el de TNT noticias, perdón NTN, fue francamente soso, insustancial, vacío, frívolo, anodino. Un formato de televisión pesado, distinto a los “fuegos cruzados” de los canales serios de televisión en cualquier parte del mundo. Humberto de la Calle no pudo defenderse de un infundio de Duque, porque Claudia Gurisatti, “haciendo cumplir las reglas”, no podía permitir que al candidato por el que es notoria su preferencia, “le dieran palo”.
Duque continúa con el cuento de volvernos a la Constitución del 86, insiste en continuar “exprimiendo” la tierra con los desastres que produce el “fracking”. En esa cuestión estuvo de acuerdo Vargas Lleras: “No lo descarto. Imagínense si las perspectivas llegaran a confirmarse, lo que eso representaría en riqueza para inversiones en salud, educación e infraestructura” (sic).
En fin, cada día se hace más notoria la diferencia entre dos candidatos que tienen un discurso cursi y repetido o aprendido de memoria, Duque y Vargas, con respecto a los planteamientos de Humberto de la Calle, Sergio Fajardo y Gustavo Petro. Pero uno de los dos primeros enfrentará a uno de los 3 últimos en la segunda vuelta, si no hay una victoria contundente de alguno de ellos en la primera.
–--------------------
Estamos enfrentados a la “renovación” de la clase política.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015